
¡Ya tenemos aquí esas estrellas
de encaje vegetal, que
pululan por los campos!
Nacen de una planta silvestre,
cuyas hojas se comen
y sus raíces se beben
para sanar el cuerpo.
Cuando las arrancamos
de su anclaje en el suelo,
no se dejan atrapar
y estallan en el aire
deshilachando hilos de seda.
Si se soplan suavemente,
vuelan como pompas de jabón
y con la imaginación
algún científico avispado
llevó a los confines del cosmos
para un viaje divulgativo
por los cientos de millones
de estrellas y de galaxias
en que se desgrana la materia
de este universo casi ignorado.
Esos haces de antenas desplegadas
registraron las huellas del big Bang.
Sus ojos compuestos de iris
y de pestañas coquetas otearon
luces sutiles y rayos afilados
haciendo guiños y parpadeos
a los púlsares y quásares
que se pusieron en su punto de mira.
Añorando sus orígenes,
rodeados de estrellas,
emparentados con supernovas,
mecidos entre agujeros negros,
surcando el espacio sideral,
el sol masajea sus patitas.
Algún canal televisivo
emitió ese viaje cósmico
poco ante de la muerte física
de su creador, inmortalizado
en las huellas indelebles
de su voz, de su imagen
y del recuerdo de sus libros.
de encaje vegetal, que
pululan por los campos!
Nacen de una planta silvestre,
cuyas hojas se comen
y sus raíces se beben
para sanar el cuerpo.
Cuando las arrancamos
de su anclaje en el suelo,
no se dejan atrapar
y estallan en el aire
deshilachando hilos de seda.
Si se soplan suavemente,
vuelan como pompas de jabón
y con la imaginación
algún científico avispado
llevó a los confines del cosmos
para un viaje divulgativo
por los cientos de millones
de estrellas y de galaxias
en que se desgrana la materia
de este universo casi ignorado.
Esos haces de antenas desplegadas
registraron las huellas del big Bang.
Sus ojos compuestos de iris
y de pestañas coquetas otearon
luces sutiles y rayos afilados
haciendo guiños y parpadeos
a los púlsares y quásares
que se pusieron en su punto de mira.
Añorando sus orígenes,
rodeados de estrellas,
emparentados con supernovas,
mecidos entre agujeros negros,
surcando el espacio sideral,
el sol masajea sus patitas.
Algún canal televisivo
emitió ese viaje cósmico
poco ante de la muerte física
de su creador, inmortalizado
en las huellas indelebles
de su voz, de su imagen
y del recuerdo de sus libros.
José Mª Castilla (15-4-10)
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