miércoles, 12 de octubre de 2022

Sobre Innerarity en ‘La izquierda y el placer’

Declaro mi izquierdismo to begin with (para empezar), que así iniciaba Ch. Dickens sus ‘Cuentos de Navidad’ (Marley was dead to begin with). Y muy de acuerdo con el citado artículo de DI tan agudo y luminoso, centro este comentario en dos colectividades y un par de codas.

1.- La Iglesia. Conservadora por antonomasia, muy de derechas aunque hay valientes minorías progresistas. El mensaje evangélico, prostituido y tergiversado: de amor y justicia a caridad, liturgia, poder y castidad. Uno de los grandes dramas históricos de profundidad abisal del que no se otea remedio en el horizonte. Hace de la ley divina, revelada y por ellos interpretada, ley natural de todas las criaturas. Un disparate.

2.- El ejército. Ignorado cuando no vituperado por las, digamos, izquierdas para entendernos. Felipe Glz. tuvo que templar esa gaita, no tenía alternativa. Pero no lo supo vender a sus bases. Como institución al servicio de los poderes reinantes en cada época tiene mal cartel en la hinchada progre y es comprensible hasta un punto. Pero si el incendio es indomable o la riada desbordante … que venga la UME ya. Si Putin hace de las suyas, ¡¿dónde está el escudo antimisiles?! Si no fuera por las FFAA la yihad quizá nos habría devorado. FFAA o Fuerzas Armadas —incluyo aquí policiales—, o sea, que tienen armas y a veces las usan: diréis que el problema es cuándo y para qué. Yo lo corroboro, pero seguramente si no hubiéramos entrado en la OTAN hoy no seríamos miembro de la UE. Ojalá desaparezca de la faz de la Tierra el ejército de España y más pronto que tarde, pero ni antes ni después de que desaparezcan los demás ejércitos del planeta.

CODAS.- Los EEUU de América siguen mal vistos por la izquierda. No es mi caso: admiro muchas cosas de ese gran país —no todas, evidente—, pero una de ellas su ejército, envidiable por preparación, apoyo popular y entrega a la causa. Causa a veces vituperable seguramente pero en otras ocasiones loable: la liberación de Europa, por ej., y servirnos de paraguas hoy en día.

El placer abarca el espectro de la vida entera. Comunismo y catolicismo abominan hasta de su nombre. Límites, dice Innerarity, y los sitúa creo haber entendido en que el placer elija y abarque la vida compartida y la igualdad, que pueden ser fuentes modernas de ese placer.

El abuso y/o mal enfoque de la ‘solidaridad’ tan en auge en los noventa acabó con ella dejando tras de sí un vacío que no se ha llenado. Vivimos en burbujas dentro de la sociedad, educados por y para el bien de cada una de ellas. Demasiado responsables para con el clan propio pero ciegos para el resto. La izquierda debería aprender, quizá, a vender y venderse porque toda política necesita su propio y atractivo marketing. Si no lo sabe mejorar, la derecha le arrebata la bandera de la libertad y tilda a la izquierda de aguafiestas. Es lo que está haciendo y no le va nada mal. O eso dicen las encuestas.

2 comentarios:

  1. Querido amigo:
    Me has hecho releer el artículo en cuestión y tengo que reconocer que mi primera lectura ha sido enormemente superficial. Me ha despistado un tanto el comienzo y no he prestado la debida atención al contenido de todo el artículo.
    Precisamente lo que propone es un cambio en el relato. Sobre todo cuando la pérdida de su clásico discurso, su relato, ha derivado en uno que no tiene capacidad de remover sino que ha dejado el campo abierto al poder fundado en el modelo de la propiedad privada. Algo que se me escapó por completo.
    Mariano

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    1. Querido Mariano,
      Cuán importantes son los relatos. Si cuentas de forma magnífica, enamoras. El mejor contenido si lo narras mal lo destrozas, te tiran tomates. Siempre fue así, pero ahora es más que nunca. Gracias por tu comentario.

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