Declaro mi izquierdismo to begin with (para empezar), que así iniciaba Ch. Dickens sus ‘Cuentos de Navidad’ (Marley was dead to begin with). Y muy de acuerdo con el citado artículo de DI tan agudo y luminoso, centro este comentario en dos colectividades y un par de codas.
1.- La Iglesia.
Conservadora por antonomasia, muy de derechas aunque hay valientes minorías
progresistas. El mensaje evangélico, prostituido y tergiversado: de amor y justicia
a caridad, liturgia, poder y castidad. Uno de los grandes dramas históricos de
profundidad abisal del que no se otea remedio en el horizonte. Hace de la ley
divina, revelada y por ellos
interpretada, ley natural de todas las criaturas. Un
disparate.
2.- El ejército.
Ignorado cuando no vituperado por las, digamos, izquierdas para entendernos. Felipe Glz. tuvo que templar esa
gaita, no tenía alternativa. Pero no lo supo vender a sus bases. Como
institución al servicio de los poderes reinantes en cada época tiene mal cartel
en la hinchada progre y es comprensible hasta un punto. Pero si el incendio es
indomable o la riada desbordante … que venga la UME ya. Si Putin hace de las
suyas, ¡¿dónde está el escudo antimisiles?! Si no fuera por las FFAA la yihad quizá
nos habría devorado. FFAA o Fuerzas Armadas
—incluyo aquí policiales—, o sea, que tienen armas y a veces las usan: diréis
que el problema es cuándo y para qué. Yo lo corroboro, pero seguramente si no
hubiéramos entrado en la OTAN hoy no seríamos miembro de la UE. Ojalá
desaparezca de la faz de la Tierra el ejército de España y más pronto que tarde,
pero ni antes ni después de que desaparezcan los demás ejércitos del planeta.
CODAS.-
Los EEUU de América siguen mal vistos por la izquierda. No es mi caso: admiro
muchas cosas de ese gran país —no todas, evidente—, pero una de ellas su
ejército, envidiable por preparación, apoyo
popular y entrega a la causa. Causa a veces vituperable seguramente pero en otras
ocasiones loable: la liberación de Europa, por ej., y servirnos de paraguas hoy
en día.
El placer abarca el espectro de la vida entera. Comunismo y catolicismo abominan hasta de su nombre. Límites, dice Innerarity, y los sitúa creo haber entendido en que el placer elija y abarque la vida compartida y la igualdad, que pueden ser fuentes modernas de ese placer.
El
abuso y/o mal enfoque de la ‘solidaridad’ tan en auge en los noventa acabó con
ella dejando tras de sí un vacío que no se ha llenado. Vivimos en burbujas
dentro de la sociedad, educados por y para el bien de cada una de ellas. Demasiado
responsables para con el clan propio pero ciegos para el resto. La izquierda debería
aprender, quizá, a vender y venderse porque toda política necesita su propio y
atractivo marketing. Si no lo sabe mejorar, la derecha le arrebata la bandera
de la libertad y tilda a la izquierda de aguafiestas. Es lo que está haciendo y
no le va nada mal. O eso dicen las encuestas.
Querido amigo:
ResponderEliminarMe has hecho releer el artículo en cuestión y tengo que reconocer que mi primera lectura ha sido enormemente superficial. Me ha despistado un tanto el comienzo y no he prestado la debida atención al contenido de todo el artículo.
Precisamente lo que propone es un cambio en el relato. Sobre todo cuando la pérdida de su clásico discurso, su relato, ha derivado en uno que no tiene capacidad de remover sino que ha dejado el campo abierto al poder fundado en el modelo de la propiedad privada. Algo que se me escapó por completo.
Mariano
Querido Mariano,
EliminarCuán importantes son los relatos. Si cuentas de forma magnífica, enamoras. El mejor contenido si lo narras mal lo destrozas, te tiran tomates. Siempre fue así, pero ahora es más que nunca. Gracias por tu comentario.