martes, 23 de septiembre de 2008

MANIFIESTO POR EL LAICISMO


El actual papa, Benedicto XVI, en su reciente gira francesa parece que nada mas llegar a Lourdes tuvo una visión, al igual que San Pablo camino de Damasco, pero aquí sin caerse del caballo, una visión acerca de un nuevo laicismo, el laicismo positivo, compatible con la doctrina oficial católica. De regreso a París al ver en la prensa gala las fotografías de su llegada al aeropuerto Charles de Gaulle, encontró lo que el nuevo paradigma necesitaba, una cara visible, pues no sería correcto en este caso buscar una santa. El nuevo laicismo necesitaba una imagen potente, como la que Carla Bruni aportaba.

Aunque la fotografía difundida por la prensa no muestra el objeto de la mirada de Carla, y de los cardenales que la rodean, pudiera el lector deducirse que se trata del pontífice. La Bruni parece juguetear como si se atusara un mechón de su cabello, peinado a lo Audrey Hepburn, mas la realidad es bien distinta pues el gesto es de connivencia para con su amor, el presidente Sarko, quien habría de pasar muchas horas junto al papa restándolas al amor conyugal. Y a su vez los cardenales no miran en realidad a Benedicto XVI sino que éste proporciona la excusa para dirigir una aviesa y torva mirada como de soslayo, hacia esa preciosidad casi virginal de Carla que inunda como su madre la trajo al mundo las revistas de medio mundo.

Pero el papa teólogo acaso ha tenido una revelación, quién mejor que esta joven amante y esposa del joven y conservador presidente francés para simbolizar el laicismo positivo que con tanto fervor ha comenzado a predicar en París.

¿Quién será el afortunado Delacroix de este siglo, que pinte a Carla, con los pechos desnudos al viento, cual el famoso cuadro de la libertad guiando al pueblo, hacia ese laicismo descubierto por el jefe supremo de la curia vaticana?

Si el laicismo de Benedicto XVI es positivo, ¿qué pasa con el laicismo ya de sobra conocido por todos que propugna el predominio de la ciencia sobre el oscurantismo de las conjuras y las manos ocultas, la soberanía de la razón sobre los bajos prejuicios, de la separación entre las creencias libremente elegidas por cada persona y la sociedad laica para que en ella quepan todos los ciudadanos con diversas ideologías, culturas y creencias? Un laicismo que ha ido asumiendo los valores de la libertad, la igualdad y la solidaridad entre los ciudadanos.

¿Acaso es este un laicismo negativo por contraposición al laicismo positivo de una Carla Bruni amoratada de cardenales? ¿Es que quizá a partir de la historia del catolicismo en sus veinte siglos de existencia puede deducirse que ha sido el portaestandarte y baluarte de la defensa de los derechos humanos?

Creemos que es hora de reivindicar el único laicismo existente y conocido, ni positivo ni negativo, el laicismo sin adjetivos, a secas. Dejémonos de buscar edulcorantes para desustanciar al laicismo de sus contenidos encarnados en el respeto y la lucha por la extensión y profundización de los derechos humanos en el mundo.
JLRodri dixit

1 comentario:

  1. Me gusta esta defensa del laicismo, que incluye al ciencismo, a lo mundano y a lo profano, respetando lo religioso dentro de su ámbito privado y de la conciencia. Yo estoy recuperando con cierta sorpresa la práctica de la meditación al estilo budista y lo veo compatible con mi escepticismo religioso de corte católico. Espero que llegue a tiempo para participar en esta pacomia digital, continuación de aquella otra pacomia analógica de Aranjuez.

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