Ruleta de comentarios y vivencias: Hagan juego, señores, hagan juego!
Ruleta 1ª. Os cuento que hemos estado una semana en Punta Umbría (Huelva), otra en Benalmádena (Málaga) y tres días en Puerto de Béjar (Salamanca). También nos hemos acordado de todos vosotros (que no es poco, aunque lo parezca) y de tantos buenos ratos pasados en vuestra compañía durante el curso: Sepúlveda, las reuniones de “trabajo” de ciertos martes, exposiciones, cañitas, BLOG, pequeños proyectos de futuro, etc. Apostamos por mantenella y no enmendalla.
... noooo va más!
Ruleta 2ª. Os cuento que nos ha impactado el tremendo desarrollo de la Costa del Sol. Descontrolado, apabullante ese rosario interminable de puertos deportivos, urbanizaciones, autopistas, chiringuitos, restaurantes, chalés. Cuánto puesto de trabajo, pero cuánto “pelotazo” urbanístico, cuánto acierto salpicado de bodrios innombrables. A lo mejor es que la vida es así: un continuo visiteo a sacar bola del cesto de los éxitos y del de los dislates. En sana alternancia.
... noooo va más!
Ruleta 3ª. Os cuento que en Vila Real do Santo Antonio, al otro lado del Guadiana, que atravesamos con el coche en barquito, no por la autopista, hicimos una Ruleta por la Federación Ibérica (España+Portugal) y brindamos por ella con el maître y los camareros de un restaurante portugués. Habíamos provocado con ellos un debate en torno a la noticia de que más de un 40 % de portugueses y un 37 % de españoles eran favorables a esta idea política (en ambos países, poco porcentaje en contra). Opiniones: “Es mucho mejor: así, en lugar de dos mafias tendríamos una sola”... “No, no es bueno porque dónde estaría la presidencia, en Belém o en la Moncloa; y qué selección de fútbol, eh?, además nuestras culturas son muy diferentes (¡?). Un camarero muy joven: “Trabajé en correos, en Madrid. Luego me vine de bombero aquí, con 500 €, pero en España ganan 1.500. Ahora, de camarero me saco 900 ...”
... noooo va más!
Ruleta 4ª. Os cuento que en nuestras charletas, hablamos de cómo vivimos la sexualidad en nuestras sociedades actuales. Alguien hacía hincapié en la absoluta influencia castrante del cristianismo y, en general, de todas las religiones. A título de ejemplo, aducía la omisión de la homosexualidad y de la existencia de esclavos sexuales llevada a cabo por los traductores de los clásicos –monjes medievales- y los comentaristas posteriores, consideradas ya “nefandas”.
“Otro alguien” matizó con esta aportación: las enfermedades de transmisión sexual diezmaban a las poblaciones, los antibióticos no existían; no digamos la triquinosis. Quienes tenían fuerza normativa eran las religiones, en efecto, y la ejercitaban para salvar vidas (¿entre otras cosas?). Hoy son curables –ojo al sida-, pero sigue una inercia de costumbres. En 5º de Farmacia –decía- el catedrático de Medicina Preventiva suspendía en automático al que omitiera la relajación de la autoridad paterna como causa importante del aumento de las enfermedades de transmisión sexual, aunque el resto del examen estuviera para matrícula.
El primer alguien añadió: oí decir el mes pasado a una enfermera experimentada en formación higiénico-sanitaria que el hombre y la mujer tienen el mismo nivel de necesidad sexual, en contra de la opinión generalizada de que en eso supera el varón a las féminas.
A lo que el “otro alguien” repuso: de acuerdo en lo básico. Pero no olvidemos que el hombre necesita vaciarse y la mujer, no. Y que el esquema biológico masculino es de “aquí te pillo, aquí te mato”; la mujer selecciona un conjunto de características con el que se sienta a gusto.
Claro que abría mucho más que hablar. Pero, para eso ... hagan juego, señores!
... noooo va más!
Ruleta 5ª. Os cuento que no sabía lo que era “espetar” hasta que lo disfruté en las playas. Consiste en asar 
carnes o pescados –sobre todo sardina malagueña- ensartados en una vaina clavada en arena, en posición casi vertical frente a brasas de leña. Delicioso. Impagable.
Había un africano empleado de espetador –profesión humanitaria donde las haya- en una playa de Fuengirola con el que hablé: “Soy de Senegal y llevo cuatro años en España. De Madrid solo conozco Lavapiés. Espetar es muy fácil, se aprende en un par de días. Sí, sí, claro que envío dinero a mi familia”.
¿Habrá pensado alguien en crear la ONG “Espetadores sin fronteras”?
Preguntando en varios chiringuitos sobre la crisis parece cierto que hay menos extranjeros, e indiscutible que la gente acude a los sitios pero gasta menos. Este año ni hemos abierto el vivero de cigalas y bogavantes, nos decía un camarero.
Puerto Banús a rebosar!
... noooo va más!
ublicidad de nuestros cada vez más afamados caldos. Pues mira, en eso sí que sí.
