jueves, 17 de septiembre de 2009

SECTARIO CONTRAATACA

En la última pacomia del pasado 15 de septiembre nos preguntábamos por qué nos hicimos jesuitas y por qué mi apodo en el blog es "sectario". Empiezo por la segunda pregunta: Leyendo el libro de Pepe Rodríguez, “Adicción a las sectas”, se indica que hay una predisposición sectaria en todo afiliado a una secta, sea ésta malévola o benévola. La Compañía me sirvió de refugio y de coartada para desarrollar mi sectarismo incipiente y viví con rigidez, maltrato y dogmatismo dicha afiliación. Me aclaró bastante el término “sectario” y por eso lo empleo como mi apodo o seudónimo, para defenderme de la tentación de volver a serlo.

Mi explicación para la primera pregunta es: En el contexto casi planetario de fraude intelectual y emocional masivo de la Humanidad en toda su historia, en la segunda mitad del siglo XX y más en España con la dictadura de Franco y con la complicidad descarada de la Iglesia católica y la derecha burguesa más ultra, fui maltratado desde mi infancia por la religión católica por su uso indiscriminado e intencionado del miedo y sufrí acoso en el confesionario por y para violentar mi intimidad.

Aprendí a maltratarme faltándome al respeto intelectual y a mi integridad moral, al perder el sentido de la realidad y violentar mi naturaleza psíquica en aras de una seguridad y de un confort seráfico. La ambición de poder de hacerme mayor y de alcanzar un status apreciable a cualquier precio estaba ya presente en mi mente. Como dijo Shakespeare, recogido en un artículo de Ángela Becerra en el periódico ADN de 16-9-09, “no hay más bien ni mal que el que el pensamiento construye”.

Mi intención involuntaria al entrar en la orden de los jesuitas era aprender a maltratar sutilmente a los demás sin dejar de maltratarme más decididamente yo mismo, claro. Otra razón más inconsciente obedecía a un desajuste familiar notable que soñaba mágicamente con resolver en la vida religiosa huyendo de mi casa.

3 comentarios:

  1. La claridad, y sinceridad, de tus respuestas invita, a bote pronto, a no decir nada; pero no sería justo contigo y con tus respuestas. Gracias por tus respuestas.

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  2. La verdad es que sí. Nos quitas el habla, como dice Eduardo, querido José María. Tu análisis es valiente y, si no todas, una buena parte de tus reflexiones son muy aplicables a muchos de nosotros.

    Yo ya hice alguna reflexión sobre la materia -que solo tú escuchaste- en nuestra última reunión de trabajo: no somos "únicos" ni por tanto bichos raros.

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  3. Jose María se puede decir mas o menos bellamente, pero con tanta claridad difícil. Has hecho un retrato magnífico que representa un estado general de aquel momento.

    ¿Qué veían aquellos "directores espirituales" en nosotros? Una pregunta que me asalta con frecuencia. Y la respuesta que me viene a bote pronto es: INGENUIDAD ante los problemas de la vida que nos desbordaban.

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