lunes, 22 de noviembre de 2010

El pedestal de Ignacio de Loyola

Según Antonio Gala en su libro El pedestal de las estatuas (pp. 113 y304) Íñigo de Loyola (1491-1556) fue paje de Juan Velázquez de Cuellar, que era Consejero y Contador Real de la Corte de Castilla, residiendo en Arévalo desde 1506 a 1517. Sostiene el autor que Íñigo fue amante de Germana de Foix, de 22 años, la segunda esposa de Fernando II, de 57 años y con dificultades para dejarla embarazada, y que le hizo un hijo a la pareja real, malogrado poco después de nacer en 1509.

Tras otros lances y pendencias cortesanas, en el sitio de Pamplona, en 1521, por las tropas franconavarras, asegura el autor que las heridas sufridas por el caballerete fueron hechas al caer de una ventana que daba al aposento de una dama, cuando su marido salió en persecución del amante descubierto. Su cojera permanente le hizo desistir de seducir mujeres de alcurnia y ejercer la profesión militar; se dedicó a conquistar almas, para las que también se encontró dotado. Además, las calaveradas en aquel ambiente tan represivo y pecaminoso se pagaban frecuentemente con profundos sentimientos de culpabilidad, como le pasó a Agustín de Hipona. Eso sí, hizo jesuita, como no podía ser menos en tan experimentado galán, a una única, pero selecta mujer, Dª Juana de Austria, en 1555, cuando ésta contaba 19 años.


El pedestal (de barro) de las estatuas y las alfombras de casi todas las familias esconden respectivamente grandes y pequeños secretos inconfesables.Airearlos, lo hace Antonio Gala en su ameno e interesante libro con los personajes de la historia moderna de España; y yo procuro hacerlo con mis pequeños secretos familiares, proporcionándome humor, salud mental, lucidez, humildad y bienestar.


El protagonismo al estilo de los jesuitas, siguiendo los pasos de su fundador desde antes de abandonar "su vida mundana", consiste en distinción, clase y caballerosidad para tratar con delicadeza y finura la mente de las personas. Como exjesuita, formado en ese estilo, participo con satisfacción de algunas de esas características y también las veo en vuestro comportamiento y en el blog (el cuadro de damas de honor responde muy bien a las inquietudes juveniles de Íñigo de Loyola, pillines).


Parafraseando al P. de Juan, recientemente fallecido, que decía que había varios tipos de jesuitas: los de San Ignacio, los de don Ignacio y los del tío Ignacio, pienso que también puede haber varios tipos de exjesuitas: los de San Ignacio de sus últimos 35 años y los de don Íñigo de Loyola de sus primeros 30 años de existencia. Yo me quedo con éste último.

2 comentarios:

  1. Fino y certero, condenado! Eres tan tú mismo que si no existieras habría que inventarte, majo.

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  2. A mi estas disquisiciones del pasado la verdad es que me superan. Entro en el blog y me parece una arqueología de la memoria que está bien para los historiadores, o un run-run melancólico para lamerse las heridas.
    Deberíamos de hablar mas del presente, como la peli Flamenco o la visión del universo de Amador. O hablar del futuro, porque todavía nos queda cuerda para un rato por lo menos, ¿en qué mundo nos gustaría vivir o que viviean nuestros hijos, nietos,...? ¿qué novedades son esperables en la cincia, la tecnología, las relaciones sociales?
    Sinceramente, me deprime o mas bien me aburre, estar hablando continuamente del pasado.
    Perdonadme el tono, pero quisiera que nos agitáramos, que nos removiéramos un poco.
    besos a todos

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