De tanto como podría hablar,
ahora resulta que no sé qué decir. No sé que poner aquí, en este blog que viene
recogiendo con inteligencia sutil desde hace diez años opiniones e imágenes
acerca de los avatares del mundo.
El silencio nos confirma y con
seguridad nos hace más fuertes, pero la palabra siempre nos libera. No somos sin
ella, no somos si nos falta alguno de los dos. Pues bien, hoy escribo para
decir NO a la
sinrazón y el fanatismo, que saltan de acera en acera y van noche y día
lamiendo esquinas y plazas para forzar con violencia lo que no se consigue en
convivencia y legalidad.
Desconozco esta Cataluña que
conocí hasta hace bien poco, ¿o es que estaba el dragón dormido? Dónde está el seny que envidié,
el cosmopolitismo que añoraba, la modernidad que para mí quería. Ni la inacción
culpable ni la miopía de los gobiernos centrales de la nación —de los que
hicieron gala sin dudar—justifica tanta absurda mentira, manipulación y empecinamiento.
El conflicto, ya para siempre
bautizado como procés, carece de solución: no hay salida, no hay
diálogo, no hay política ni los puede haber, pues ¿quién se puede sentar a
hablar con el yihadista que esconde la bomba, con el neonazi que entra pistola
en mano en el super? Aún no hay bombas ni pistolas diréis quizá alguno, pero
hay que recordar a los que están hoy ya acusados como presuntos terroristas,
hay que recordar a Terra Lliure. Y hay que escuchar los discursos de líderes
que se sientan en el Parlament.
Estoy y estaré con los no
fanáticos de cualquier ideología. Con los cosmopolitas del mundo entero, con
los limpios de mente y corazón.
Buenas tardes (para vosotros)
ResponderEliminarAcabo de leer esta entrada. Tanto el silencio como la palabra son instrumentos muy difíciles de utilizar. Los maestros dicen que para saber usarlos se requieren sabiduría y compasión humana.
Personalmente, me gusta resaltar el para qué de lo que hago, digo o silencio que, a fin de cuentas, es lo único que da verdadero sentido a la vida individual y colectiva.
Seguro que hay catalanes que piensan que la violencia debería ser mucho mayor aún y yo no puedo juzgarles ni condenarlos por ello pero, de lo que tienen que ser conscientes es de las consecuencias de sus acciones.
Buenas noches, para mí y un fuerte abrazo,
Santiago Rupérez
estoy de acuerdo Amador. Las utopías delirantes, los fanatismos y la violencia verbal o de facto solo llevan a la barbarie. El desencanto con una utópica e inexistente patria no puede generar este desatino.
ResponderEliminarRecuerdo una vez más. Ortega, en el Parlamento de la II República, en el debate sobre el Estatuto catalán, concluía que había solución, sólo aprender a convivir con esta situación cuestionable. Un fusilamiento y una sentencia atraviesan cualquier vía de solución .
ResponderEliminarLlevo una temporada ya larga haciéndome una pregunta de mecánica superior, y es acerca de los mecanismos —que intuyo muy diferentes de los míos— por los que innumerables personas desembocan en un esquema de valores e ideales no solo diferentes sino incluso opuestos a los míos. No me resulta fácil salir de mí para intentar entrar en sus mentes y ver el mundo con sus ojos para hacerme siquiera sea una idea.
ResponderEliminarSi preguntamos a diferentes personas, que se confiesen,por ejemplo, republicanos, cuáles son los valores que viven y defienden, nos encontraremos con respuestas diversas. Creo que cuando entramos, hoy, en el mundo de los valores, o en el de las ideas que permiten vivir, y vivir en grupo, nos encontramos ante una habitación llena de espejos que reflejan una única imagen de mil formas, incluso multiplicada por mil. La divergencia ideológica o axiológica existe, y no es lo más problemático; la cuestión se complica cuando un fogonazo, un resumen incompleto, ideológico o axiológico se convierte en religión.
ResponderEliminarCompleto mi primera intervención. Ortega dice en el parlamento que "no" hay solución, en 1931.
ResponderEliminarEn efecto, de acuerdo. Yo no la veo. Mi autopregunta se refería a toda una gama amplia de grupos y muy diversos colectivos como es lógico. Pero estos días se centra, es evidente, en toda esa masa de catalanes indignados y protestantes. Una región muy rica, de cultura privilegiada, libre y con idioma propio que usa en su vida diaria en democracia. Y cientos de miles siguiendo como borregos a un grupo de imbéciles e impresentables mentirosos que 'iban de farol' a ver qué sacaban. No puedo no interrogarme sorprendido como estoy: qué es ser persona, no digo ya prócer o líder, solo apañadita.
EliminarMientras no superemos estadísticamente la supremacía biológica de las creencias (religiosas o ideológicas) basadas en la seguridad psicológica que ofrece al individuo el gen del borrego, id está, el pertenecer al rebaño,.... el problema es evitar la presencia, o al menos la influencia social, de determinados "tipos" de personalidades en los que florece el gen de "pastor" o "brujo-sacerdote" y sus componentes psicológicos del "poder" sobre el rebaño.
ResponderEliminarEso es lo que mesocurre desde mi privilegiada visión de privilegiada posición social-educativa-intelectual.
Pero doctores debe haber que digan cosas más sustanciosas y sustantivas.