Comentario a la columna de Álex Grijelmo del fascículo Ideas de El País de hoy.
Viene esto a cuento de los dichos que algunos de nuestros
dirigentes "imparten" dejándose llevar de su "ingenio".
Descubren de pronto océanos lingüísticos que creen "ignotos" cuando
no son más que ocurrencias que nacen de su "original ignorancia".
Si aprenden la lección, no volverán a dejarse llevar de su
"original intuición" y serán más precavidos y se documentarán
fácilmente y verán que su intuición no pasa más de ser "una ocurrencia
infantil".
Me recuerda esto el día que enseñábamos a mis nietos a jugar
a la lotería infantil de toda la vida, que ahora se llama bingo, y cuando
íbamos a empezar Nico levanta la mano y dice: "Me pido ser el
numerista". Lo mismo que mi yerno "hació" la casita de la
montaña.
Tal que la Sra. Ayuso descubre el "covidiciembre" y
se queda tan pancha o la Sra. Montero descubre la familia
"monomarental".
¡No, Señorías! La culpa no la tiene el lenguaje técnico o
sexista, ni la “p” de padre, sino el "ego" que se les sube cuando
creen que tienen una ocurrencia ingeniosa y no se toman la molestia de documentarse
antes de hablar en público.
El lenguaje de un político no puede estar a la altura de las
charlas ingeniosas de los bares.
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