Ferdinand Georg Waldmüller nació cerca de WERFEN, en Viena (1793-1865). Salió de su casa a los 14 años para ganarse la vida haciendo retratos: llegó a pintar a Beethoven y al emperador Francisco I. Estudió Bellas Artes y fue profesor, consiguiendo la Orden Prusiana del Águila Roja, clase III y la Cruz de Caballero de la orden de Francisco José. Además de retratista fue un gran paisajista y miniaturista.
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