Confiado
en el amor,
lo dejo todo
a su cuidado.
Entregado
a vivir mi vida,
gocé, al entender
que no era mía,
a menos que yo
ya fuera,
el yo de
todo el mundo.
En el amor
confiado,
con los otros,
la vida somos.
Tragedias
y males,
desdichas
y guerras,
odios,
calumnias,
injusticias
y al final, la muerte.
No. Nacimos,
pero no morimos,
en la vida de todos
seguimos vivos.
Es lo que ahora vivo.
Santiago
Rupérez. Taipéi, 14-9-2024.
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