Santiago Rupérez: Último estudio realizado por mi buen amigo Antonio Pedauyé
1. El milagro
económico chino.
Cuando Deng Xiaoping
lanzó su "Política de reforma económica y apertura al exterior", en
diciembre de 1978,el PIB de China, a precios de mercado, era el 6% del de
EEUU. Hoy está en torno a los tres cuartos. Pero en paridad de poder adquisitivo
el PIB de China adelantó al de EEUU en 2014 y hoy lo supera en alrededor del
30%.Ha sido el proceso de desarrollo económico más extraordinario de la
historia universal. Según el Banco mundial, "China ha hecho en una
generación lo que a la gran mayoría de países les ha costado siglos". Japón
alcanzó un alto grado de desarrollo económico en la segunda mitad del siglo XIX
y las primeras décadas del XX; en ruinas en 1945,se recuperó muy deprisa en las
décadas siguientes. Los "cuatro pequeños dragones asiáticos" (dos de
ellos de etnia china, Taiwán y Hong Kong, y otro al 75%,Singapur),tuvieron un
crecimiento galopante parecido al de China. Lo que hace a ésta diferente es su
tamaño.
En 2023 China creció
5,2% y EEUU ",2,9%;en 2024, China 4,8% y EEUU 2,8%.Si China sigue
creciendo más que EEUU en algún momento su PIB superará al americano a precios
de mercado. Posiblemente la próxima década. Según las proyecciones americanas y
europeas a mediados de siglo el PIB chino puede ser un 20 o 30% mayor que el
americano a precios de mercado, y mucho más en paridad de poder adquisitivo. El
volumen del PIB es la base de la capacidad tecnológica y militar de los países.
China se ha
convertido en la fábrica del mundo, como antes lo fuera EEUU. Su capacidad
manufacturera era el 1% de la global en los 1970,el 9% en 2004,el 29% en
2023.China pasó de ser un país de campesinos en 1978,a uno de obreros
industriales la década pasada, y está evolucionando muy deprisa en la actual
hacia un país de ingenieros, una sociedad del conocimiento. Lo demuestran sus
éxitos en relación al plan "Made in China 2025" ,en vigor en
2015.Según el Strategic Policy Institute de Australia, China domina en 64 de las
76 tecnologías principales. ¿Cómo Europa y EEUU se durmieron en relación a las
tecnologías de la transición energética, dejando que China les sacara una
ventaja abrumadora, cuando ya el año 2000 era evidente que iban a jugar un papel
decisivo en la economía del siglo XXI?
2. La relación de
China con EEUU.
Para Joe
Biden, "China quiere dominar su región y después el mundo, en lo económico y
en lo geopolítico". Para Xi Jinping, "Occidente, dirigido por
EEUU, quiere cercar, contener e impedir el desarrollo económico de
China". alta absoluta y recíproca de confianza estratégica, que, de no
reconducirse, puede conducir al desastre.
En EEUU el consenso
mayoritario considera, en efecto, que el ascenso de China debe ser frenado a toda
costa. Donald Trump,en su primer mandato, inició una guerra económica y
tecnológica contra China. Biden la mantuvo, intensificándola en el aspecto
tecnológico y añadiendo un sesgo ideológico, así como un intento de poner en
marcha una alianza militar regional. En el nuevo mandato de Trump reina, por
ahora, hacia China, como en casi todo lo demás, la ambigüedad. Por una parte, Trump
afirmó que "entre EEUU y China podemos arreglar todos los problemas del
mundo" y no hay duda de que "the biggest deal" imaginable sería
un gran entendimiento con China. Por otro, impuso aranceles mucho más elevados a
China (un auténtico embargo, o"decoupling" total) que a los demás
países, hay indicios de que está dispuesto a reducir los aranceles a otros si, a
cambio, le siguen contra China (ejemplo, el reciente acuerdo comercial con el
Reino Unido), y tiene en los más altos cargos de su administración a varios
reconocidos halcones antichinos, como Marco Rubio, Pete Hegseth o Peter
Navarro. Sin embargo, EEUU y China alcanzaron un acuerdo para reducir los
aranceles que se habían impuesto recíprocamente, dándose un plazo de tres meses
para negociar. Hay que esperar para ver por dónde va a derivar finalmente la
política de Trump.
EEUU propició, toleró
y se benefició en gran medida de China como "fábrica del mundo"
mientras se limitó a producir artículos de bajo valor añadido. Cuando China
mostró su rápido progreso en alta tecnología, EEUU reaccionó con gran
alarma, como había hecho décadas atrás en relación a Japón, al que frenó en seco
por mucho que fuera una democracia y un aliado. En palabras de Trump, "la
alta tecnología son las joyas de la familia de EEUU".China, derrotada en la
infame Guerra del Opio (1849) y sometida, en consecuencia, al "Siglo
de humillación" por haber perdido el tren de la Revolución
Industrial, aprendió la lección: entiende que los intentos para evitar que
alcance la frontera tecnológica expresan la intención de EEUU de dejarla a
merced de su voluntad hegemónica. Obviamente, no está dispuesta a aceptar.
Una posición hoy
minoritaria defiende en EEUU que "China is not an enemy",según el
título de la carta abierta dirigida a Trump publicada por el "Washington Post"
el 3 de julio de 2017 y firmada por cien de "the best and the
brightest" en materia de política exterior y de seguridad. Reconocen que
hay que prevenirse respecto a China, pero consideran que tratándola como a un
enemigo se la convierte en uno, que los aliados no seguirán a EEUU y que,
intentando perjudicar a China, EEUU empezará por perjudicarse a sí mismo. Los
primeros meses tras el regreso de Trump a la Casa Blanca parecen confirmar
estas afirmaciones.
3. La relación de
China con Rusia.
Escribió Zbigniew
Brzezinski en "The grand chessboard" (1996) que el peor escenario
posible para EEUU era una alianza de China y Rusia, y añadió que EEUU debería
hacer gala de gran competencia y sabiduría para evitarlo. Ambas brillaron por su
ausencia, y la "quasi alliance" (en el lenguaje de Henry Kissinger)
entre EEUU y China contra la URSS, que duró más de cuarenta años, se transformó
en una "quasi alliance" entre China y Rusia contra EEUU.
Mijail Gorbachov
permitió, en un vasto proceso de desistimiento, la reunificación de Alemania; la
disolución del Pacto de Varsovia, renunciando a lo concedido a Stalin en Yalta y
Postdam; y el fin de la propia URSS, abandonando las conquistas rusas desde Pedro
el Grande. Y todo ello sin utilizar la fuerza, en contra del consejo de sus
colaboradores. EEUU ignoró la propuesta de Gorbachov de crear una "Casa
común europea" y decidió la ampliación de la OTAN, en diversas
oleadas, dejando a Rusia fuera de la arquitectura de seguridad europea. La gota
que colmó el vaso fue la apertura de la puerta de la OTAN a Ucrania y a
Georgia, en la cumbre de Bucarest de 2008.Ángela Merkel dijo en aquella ocasión
que este hecho "sería considerado en Moscú como una declaración de
guerra". Rusia se sintió, en efecto, "humillada y ofendida". Varios
de los principales expertos norteamericanos, empezando por George
Kennan, anticiparon que este proceso tendría funestas consecuencias. Tanto
Kissinger como Brzezinski defendieron públicamente en 2014,después de la
anexión de Crimea por parte de Rusia, la neutralidad de Ucrania. El muy alto
precio pagado por EEUU al ignorar los intereses de seguridad de Rusia, tal como
ésta exigía, fue echarla en los brazos de China. Y la "amistad sin
límites" entre ambas se consolidó con la guerra económica y tecnológica
iniciada por Trump contra China en 2018 y profundizada por Biden. El cemento del
entendimiento chino-ruso es que ambos consideran a EEUU su principal enemigo.
Veo sumamente
improbable el "reverse Kissinger" del que hoy se habla. Para que en
una relación triangular una de las potencias implicadas consiga el predominio
es necesario que las otras dos estén enfrentadas eso es lo que ocurría cuando
Richar Nixon viajó a China, en febrero de 1972,para alcanzar la "quasi
alliance" de EEUU con China. Ambos consideraban entonces que la URSS era su
principal amenaza, del mismo modo que China y Rusia creen ahora que ésta es para
ellas EEUU.
La invasión de
Ucrania por parte de Rusia resulta inaceptable. Pero Rusia no está dispuesta a
tolerar que Ucrania forme parte de la OTAN y desde su territorio se la pueda
amenazar, del mismo modo que EEUU no toleró que la URSS instalara en Cuba, en
1962, sistemas de armamento que podían alcanzar objetivos en su territorio.
4. La relación de
China con Europa.
En palabras de Josep
Borrell, "Europa no puede ser la víctima del enfrentamiento entre EEUU y
China". Hoy existe una gran presión de EEUU sobre Europa para enrolarla en
su cruzada contra China, a partir de un quid pro quo muy simple: "Yo os
ayudo contra el que consideráis vuestro principal enemigo, Rusia, a cambio de que
vosotros me sigáis contra el que yo considero mi principal enemigo, China".
Para evitar estar en
el menú, cuál es ahora el caso, Europa debe sentarse en la mesa de los grandes - junto
EEUU, China y Rusia. El problema es que hoy Europa no es una entidad
geopolítica, sino sólo económica. La política exterior y de seguridad sigue
siendo competencia de los estados miembros. No hay un Ministro de Asuntos
Exteriores, sino sólo un Alto Representante de la PESC, que intenta coordinar las
posiciones de los estados miembros. A priori, dado cualquier tema de estas
materias, no se sabe si habrá o no política común europea. Sólo la hay si ninguno
de los miembros ejerce el derecho de veto. Es obvio que, como primer paso, habría
que abandonar el derecho de veto, pasando a un sistema de mayoría cualificada.
Jean Monnet dijo más
de medio siglo atrás que "la única alternativa a la unión política es, para
los países europeos, la creciente irrelevancia". La unidad política no está
por ahora en el horizonte. La consolidación del bloque económico, a partir de los
recientes informes de Mario Draghi y Enrico Letta, más la creación de un bloque
de defensa europea, serían los pasos previos. Si algunos de los estados miembros
decidieran avanzar hacia la unión política, objetivo último de los Padres
Fundadores de Europa, parece claro que no todos los miembros seguirían, de modo
que los interesados tendrían que recurrir a una cooperación reforzada (como el
Euro o Schengen) o a un nuevo tratado.
La Unión Europea
reclama autonomía estratégica, que algunos prefieren llamar, para mayor claridad,
soberanía. Es obvio que para ello debe crearse una defensa europea. El que acepta
la protección de otro, en este caso de EEUU, es, por definición, un protectorado. ¿Y
qué va a negar el protegido al protector si éste le garantiza lo más
sagrado, que es su seguridad? Si no se paga la propia defensa con dinero de los
impuestos, se paga con girones de soberanía.
Donald Trump en su
segundo mandato, con los aranceles y la declarada animadversión, está
administrando a Europa un electrochoc que puede obligarla, en palabras de Ángela
Merkel, a "tomar su destino en sus propias manos". Si ni esto
bastara, habría que pensar que Europa está ya en "muerte cerebral".
Europa debe decidir si quiere estar sentada en la mesa de las grandes potencias
o si quiere ser parte del menú. Es la cuestión existencial: to be or not to be.
5. Conclusión.
En sabias palabras de Josep Borrell "los problemas del mundo no tienen remedio sin un entendimiento entre EEUU y China" - opinión confirmada, como hemos visto, por el propio Trump. Sin un modus vivendi entre ambas grandes potencias será, en efecto, muy difícil asegurar la paz y la prosperidad en el mundo, así como la solución de los retos globales, desde el cambio climático (¡que Trump niega!) hasta la regulación de la inteligencia artificial. Añadió Borrell que Europa, ejerciendo como poder moderador (que es la otra cara de la autonomía estratégica), debe emplearse para que EEUU y China alcancen un modus vivendi. No hay, ciertamente, tarea más importante y más noble.
Excelente análisis. Muy bueno, sí señor. Muchas gracias
ResponderEliminarJA Mtnz de la Fe