lunes, 9 de junio de 2025

RENACIMIENTO DE CHINA Y SU IMPACTO SOBRE EL ORDEN MUNDIAL

Santiago Rupérez: Último estudio realizado por mi buen amigo Antonio Pedauyé


        1. El milagro económico chino.

          Cuando Deng Xiaoping lanzó su "Política de reforma económica y apertura al exterior", en diciembre de 1978,el PIB de China, a precios de mercado, era el 6% del de EEUU. Hoy está en torno a los tres cuartos. Pero en paridad de poder adquisitivo el PIB de China adelantó al de EEUU en 2014 y hoy lo supera en alrededor del 30%.Ha sido el proceso de desarrollo económico más extraordinario de la historia universal. Según el Banco mundial, "China ha hecho en una generación lo que a la gran mayoría de países les ha costado siglos". Japón alcanzó un alto grado de desarrollo económico en la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del XX; en ruinas en 1945,se recuperó muy deprisa en las décadas siguientes. Los "cuatro pequeños dragones asiáticos" (dos de ellos de etnia china, Taiwán y Hong Kong, y otro al 75%,Singapur),tuvieron un crecimiento galopante parecido al de China. Lo que hace a ésta diferente es su tamaño.

          En 2023 China creció 5,2% y EEUU ",2,9%;en 2024, China 4,8% y EEUU 2,8%.Si China sigue creciendo más que EEUU en algún momento su PIB superará al americano a precios de mercado. Posiblemente la próxima década. Según las proyecciones americanas y europeas a mediados de siglo el PIB chino puede ser un 20 o 30% mayor que el americano a precios de mercado, y mucho más en paridad de poder adquisitivo. El volumen del PIB es la base de la capacidad tecnológica y militar de los países.

          China se ha convertido en la fábrica del mundo, como antes lo fuera EEUU. Su capacidad manufacturera era el 1% de la global en los 1970,el 9% en 2004,el 29% en 2023.China pasó de ser un país de campesinos en 1978,a uno de obreros industriales la década pasada, y está evolucionando muy deprisa en la actual hacia un país de ingenieros, una sociedad del conocimiento. Lo demuestran sus éxitos en relación al plan "Made in China 2025" ,en vigor en 2015.Según el Strategic Policy Institute de Australia, China domina en 64 de las 76 tecnologías principales. ¿Cómo Europa y EEUU se durmieron en relación a las tecnologías de la transición energética, dejando que China les sacara una ventaja abrumadora, cuando ya el año 2000 era evidente que iban a jugar un papel decisivo en la economía del siglo XXI?

 

          2. La relación de China con EEUU.

          Para Joe Biden, "China quiere dominar su región y después el mundo, en lo económico y en lo geopolítico". Para Xi Jinping, "Occidente, dirigido por EEUU, quiere cercar, contener e impedir el desarrollo económico de China". alta absoluta y recíproca de confianza estratégica, que, de no reconducirse, puede conducir al desastre.

          En EEUU el consenso mayoritario considera, en efecto, que el ascenso de China debe ser frenado a toda costa. Donald Trump,en su primer mandato, inició una guerra económica y tecnológica contra China. Biden la mantuvo, intensificándola en el aspecto tecnológico y añadiendo un sesgo ideológico, así como un intento de poner en marcha una alianza militar regional. En el nuevo mandato de Trump reina, por ahora, hacia China, como en casi todo lo demás, la ambigüedad. Por una parte, Trump afirmó que "entre EEUU y China podemos arreglar todos los problemas del mundo" y no hay duda de que "the biggest deal" imaginable sería un gran entendimiento con China. Por otro, impuso aranceles mucho más elevados a China (un auténtico embargo, o"decoupling" total) que a los demás países, hay indicios de que está dispuesto a reducir los aranceles a otros si, a cambio, le siguen contra China (ejemplo, el reciente acuerdo comercial con el Reino Unido), y tiene en los más altos cargos de su administración a varios reconocidos halcones antichinos, como Marco Rubio, Pete Hegseth o Peter Navarro. Sin embargo, EEUU y China alcanzaron un acuerdo para reducir los aranceles que se habían impuesto recíprocamente, dándose un plazo de tres meses para negociar. Hay que esperar para ver por dónde va a derivar finalmente la política de Trump.

         EEUU propició, toleró y se benefició en gran medida de China como "fábrica del mundo" mientras se limitó a producir artículos de bajo valor añadido. Cuando China mostró su rápido progreso en alta tecnología, EEUU reaccionó con gran alarma, como había hecho décadas atrás en relación a Japón, al que frenó en seco por mucho que fuera una democracia y un aliado. En palabras de Trump, "la alta tecnología son las joyas de la familia de EEUU".China, derrotada en la infame Guerra del Opio (1849) y  sometida, en consecuencia, al "Siglo de humillación" por haber perdido el tren de la Revolución Industrial, aprendió la lección: entiende que los intentos para evitar que alcance la frontera tecnológica expresan la intención de EEUU de dejarla a merced de su voluntad hegemónica. Obviamente,  no está dispuesta a aceptar.

          Una posición hoy minoritaria defiende en EEUU que "China is not an enemy",según el título de la carta abierta dirigida a Trump publicada por el "Washington Post" el 3 de julio de 2017 y firmada por cien de "the best and the brightest" en materia de política exterior y de seguridad. Reconocen que hay que prevenirse respecto a China, pero consideran que tratándola como a un enemigo se la convierte en uno, que los aliados no seguirán a EEUU y que, intentando perjudicar a China, EEUU empezará por perjudicarse a sí mismo. Los primeros meses tras el regreso de Trump a la Casa Blanca parecen confirmar estas afirmaciones.

 

          3. La relación de China con Rusia.

          Escribió Zbigniew Brzezinski en "The grand chessboard" (1996) que el peor escenario posible para EEUU era una alianza de China y Rusia, y añadió que EEUU debería hacer gala de gran competencia y sabiduría para evitarlo. Ambas brillaron por su ausencia, y la "quasi alliance" (en el lenguaje de Henry Kissinger) entre EEUU y China contra la URSS, que duró más de cuarenta años, se transformó en una "quasi alliance" entre China y Rusia contra EEUU.

          Mijail Gorbachov permitió, en un vasto proceso de desistimiento, la reunificación de Alemania; la disolución del Pacto de Varsovia, renunciando a lo concedido a Stalin en Yalta y Postdam; y el fin de la propia URSS, abandonando las conquistas rusas desde Pedro el Grande. Y todo ello sin utilizar la fuerza, en contra del consejo de sus colaboradores. EEUU ignoró la propuesta de Gorbachov de crear una "Casa común europea" y decidió la ampliación de la OTAN, en diversas oleadas, dejando a Rusia fuera de la arquitectura de seguridad europea. La gota que colmó el vaso fue la apertura de la puerta de la OTAN a Ucrania y a Georgia, en la cumbre de Bucarest de 2008.Ángela Merkel dijo en aquella ocasión que este hecho "sería considerado en Moscú como una declaración de guerra". Rusia se sintió, en efecto, "humillada y ofendida". Varios de los principales expertos  norteamericanos, empezando por George Kennan, anticiparon que este proceso tendría funestas consecuencias. Tanto Kissinger como Brzezinski defendieron públicamente en 2014,después de la anexión de Crimea por parte de Rusia, la neutralidad de Ucrania. El muy alto precio pagado por EEUU al ignorar los intereses de seguridad de Rusia, tal como ésta exigía, fue echarla en los brazos de China. Y la "amistad sin límites" entre ambas se consolidó con la guerra económica y tecnológica iniciada por Trump contra China en 2018 y profundizada por Biden. El cemento del entendimiento chino-ruso es que ambos consideran a EEUU su principal enemigo.

          Veo sumamente improbable el "reverse Kissinger" del que hoy se habla. Para que en una relación triangular una de las potencias implicadas consiga el predominio es necesario que las otras dos estén enfrentadas eso es lo que ocurría cuando Richar Nixon viajó a China, en febrero de 1972,para alcanzar la "quasi alliance" de EEUU con China. Ambos consideraban entonces que la URSS era su principal amenaza, del mismo modo que China y Rusia creen ahora que ésta es para ellas EEUU.

          La invasión de Ucrania por parte de Rusia resulta inaceptable. Pero Rusia no está dispuesta a tolerar que Ucrania forme parte de la OTAN y desde su territorio se la pueda amenazar, del mismo modo que EEUU no toleró que la URSS instalara en Cuba, en 1962, sistemas de armamento que podían alcanzar objetivos en su territorio.


          4. La relación de China con Europa.

          En palabras de Josep Borrell, "Europa no puede ser la víctima del enfrentamiento entre EEUU y China". Hoy existe una gran presión de EEUU sobre Europa para enrolarla en su cruzada contra China, a partir de un quid pro quo muy simple: "Yo os ayudo contra el que consideráis vuestro principal enemigo, Rusia, a cambio de que vosotros me sigáis contra el que yo considero mi principal enemigo, China".

          Para evitar estar en el menú, cuál es ahora el caso, Europa debe sentarse en la mesa de los grandes - junto EEUU, China y Rusia. El problema es que hoy Europa no es una entidad geopolítica, sino sólo económica. La política exterior y de seguridad sigue siendo competencia de los estados miembros. No hay un Ministro de Asuntos Exteriores, sino sólo un Alto Representante de la PESC, que intenta coordinar las posiciones de los estados miembros. A priori, dado cualquier tema de estas materias, no se sabe si habrá o no política común europea. Sólo la hay si ninguno de los miembros ejerce el derecho de veto. Es obvio que, como primer paso, habría que abandonar el derecho de veto, pasando a un sistema de mayoría cualificada.

          Jean Monnet dijo más de medio siglo atrás que "la única alternativa a la unión política es, para los países europeos, la creciente irrelevancia". La unidad política no está por ahora en el horizonte. La consolidación del bloque económico, a partir de los recientes informes de Mario Draghi y Enrico Letta, más la creación de un bloque de defensa europea, serían los pasos previos. Si algunos de los estados miembros decidieran avanzar hacia la unión política, objetivo último de los Padres Fundadores de Europa, parece claro que no todos los miembros seguirían, de modo que los interesados tendrían que recurrir a una cooperación reforzada (como el Euro o Schengen) o a un nuevo tratado.

          La Unión Europea reclama autonomía estratégica, que algunos prefieren llamar, para mayor claridad, soberanía. Es obvio que para ello debe crearse una defensa europea. El que acepta la protección de otro, en este caso de EEUU, es, por definición, un protectorado. ¿Y qué va a negar el protegido al protector si éste le garantiza lo más sagrado, que es su seguridad? Si no se paga la propia defensa con dinero de los impuestos, se paga con girones de soberanía.

          Donald Trump en su segundo mandato, con los aranceles y la declarada animadversión, está administrando a Europa un electrochoc que puede obligarla, en palabras de Ángela Merkel, a "tomar su destino en sus propias manos". Si ni esto bastara, habría que pensar que Europa está ya en "muerte cerebral". Europa debe decidir si quiere estar sentada en la mesa de las grandes potencias o si quiere ser parte del menú. Es la cuestión existencial: to be or not to be.

 

          5. Conclusión.

         En sabias palabras de Josep Borrell "los problemas del mundo no tienen remedio sin un entendimiento entre EEUU y China" - opinión confirmada, como hemos visto, por el propio Trump. Sin un modus vivendi entre ambas grandes potencias será, en efecto, muy difícil asegurar la paz y la prosperidad en el mundo, así como la solución de los retos globales, desde el cambio climático (¡que Trump niega!) hasta la regulación de la inteligencia artificial. Añadió Borrell que Europa, ejerciendo como poder moderador (que es la otra cara de la autonomía estratégica), debe emplearse para que EEUU y China alcancen un modus vivendi. No hay, ciertamente, tarea más importante y más noble.

 

1 comentario:

  1. Excelente análisis. Muy bueno, sí señor. Muchas gracias

    JA Mtnz de la Fe

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