Los sistemas ideológicos son ficciones (ídolos del teatro, que diría Bacon), novelas pero novelas clásicas provistas
de intrigas, de crisis, de personajes buenos y malos (lo novelesco es otra cosa: un simple corte no estructurado, una
diseminación de formas: la maya).
Cada ficción está sostenida por un habla social, un sociolecto con el que se
identifica: la ficción es ese grado de consistencia en donde se alcanza un
lenguaje cuando se ha cristalizado excepcionalmente y encuentra una clase
sacerdotal (oficiantes, intelectuales, artistas) para hablarlo comúnmente y
difundirlo.
“[…]Cada pueblo posee un universo de conceptos
matemáticamente repartidos, y bajo la exigencia de la verdad, comprende que
desde allí en adelante todo dios conceptual debe sólo ser buscado en su esfera”
(Nietzsche): estamos todos capturados en la verdad de los lenguajes, es decir,
en su regionalizad, arrastrados en la formidable rivalidad que reglamenta su
vecindad. Pues cada habla (cada ficción) combate por su hegemonía y cuando
obtiene el poder se extiende en lo corriente y lo cotidiano volviéndose doxa, naturaleza: es el habla
pretendidamente apolítica de los hombres políticos, de los agentes del Estado,
de la prensa, de la radio, de la televisión, de la conversación; pero incluso
fuera del poder, contra él, la rivalidad renace, las hablas se fraccionan,
luchan entre ellas. Una despiadada tópica
regula la vida del lenguaje; el lenguaje prov9iene siempre de algú lugar:
es un topos guerrero.
Roland Barthes: El placer
del texto
Nota: Esto pretende ser un comentario a algunos relatos y comentarios que se muestran en imágenes de la actualidad de los hechos "vestidos" y "arropados" por el lenguaje, frente a la desnudez de los "hechos" en sí mismos y en su propia mismidad antes de someterlos a cualquier vestimenta.
A propósito de una guasapeada jubjubera muy interesante habida ayer.
Quizá sería interesante desgranar el 'universo de conceptos' del pueblo español. Y la primera investigación sería dilucidar si hay uno o varios universos 'todos capturados en la verdad de los lenguajes`. Yo decía que los hechos o los datos son mostrencos y pétreos hasta que no son "vestidos" y "arropados" por el lenguaje. Y que en ese vestidor se produce una magia que solo los humanos somos capaces de hacer. A mí esto me hechiza. A veces me exalta y a veces me hunde.
ResponderEliminarEl problema no es solo de lenguaje sino de "habla", quién habla, desde dónde habla, con qué poder habla, qué medios utiliza en su habla; porque no es lo mismo que hable Pepe en el bar, que el Presidente del Gobierno; ni lo mismo que lo diga o escriba yo que lo escriba o diga Iñaki en T.V. o en un periódico de tirada nacional.
ResponderEliminarY muy importante es la "repetición del mensaje en su habla" por altavoces, o metiéndolo en tu casa a todas horas por la TV o simplemente porque enciendes el ordenador o la tableta o el smart. (La propaganda está siendo un habla con un poderío....)
Y qué es antes "el huevo o la gallina" ¿es primero el habla y luego el lenguaje? o al revés.
Detrás de estas cuestiones hay mucha filosofía, mucho relato y mucha historia.
El lenguaje de la violencia mostrado en imágenes, seleccionadas, recortadas y repetidas hasta la saciedad, es un habla que contamina tela... Mientras hablamos de "esa violencia" no hablamos del "procés" como si fueran cosas que no tienen nada o muy poco que ver.
Por otro lado el habla de la policía es el que es "a la orden de".... y si hay extralimitaciones las hacen quienes se extralimitan; cuando se quiere saber quién se ha extralimitado....que le pregunten al "maestro armero", tanto por un lado como por el otro, "nadie estaba allí ni sabe ná".
También existen los desextralimitadores... y quén desextralimitará a los desextralimitadores?