“Que no haya (en la cruz) un solo adorno
que
distraiga este gesto,
este equilibrio humano
de los dos mandamientos.”
Oraciones
de caminante
León
Felipe (1884-1968)
Sigues,
León Felipe, la tradición vieja
de la Iglesia al hablar de dos mandatos.
Hoy en día sólo se habla
del único encargo de Jesús
de amarnos los unos a los otros
como él nos diera ejemplo.
Mas bien haces, buen hermano,
en reclamar al carpintero,
“una cruz sencilla”,
“el astil disparándose al cielo”,
y el otro madero
en “abrazo hacia la Tierra”.
En búsqueda de sencillez,
¿pensaste alguna vez, hasta
el abandonar los dos brazos,
para quedarte tan sólo
con el punto de la unión
en el que, en su amor, se encuentran?
La
cruz ha dejado de ser símbolo
de unión en el amor,
para ser señal del sacrificio
y muerte por los que nos dicen
que salvados somos.
En la cruz, Jesús
nos mostró su amor,
y
Jesús sigue vivo,
así nuestra fe nos lo exige.
¿Por qué insisten en su muerte?
¡Extrañas pretensiones
de pastores falaces!
¿De qué necesitábamos ser salvados?
¿De algo que no tiene cabida
en el amor infinito
del Dios que nos creara?
¡Que tu oración en el camino sea
un acto de acción de gracias
al descubrir en la unión
de los brazos de la cruz,
el amor de nuestras vidas!
Santiago
Rupérez.
Taipéi,
4-4-2021.
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