“…los dos pensábamos una misma cosa”
Tercera
Carta Literaria.
Gustavo A.
Bécquer (1836-1870)
Cesó su canto el arroyo,
su caudal iba en aumento,
recogiendo estaba, aguas
de todo el valle. Monte
arriba, pude volver
a escuchar el susurro
modulado de tu voz.
Sentía tu llamada urgente,
aceleré mis pasos, temía
no lograr oír los deseos
escondidos en las ondas
de tus prístinas aguas,
a mis pies estaba tu origen,
la fuente del agua viva.
Nuestro común sentimiento,
del amor mutuo brotaba,
¿quién fue el que amó primero?
No hay origen en la existencia,
de nuestra relación dependiente
surgieron tus aguas, fundidas
en la vida de mi amor.
Contemplaba el sonido
de tus aguas en ondas
de amor sin límites
colmando el universo infinito,
felices moradores éramos
del ilimitado vacío que
nuestro amor comprendía,
cumplida plenitud de vida.
Santiago Rupérez. Taipéi, 21-9-2021.
Vuelas alto, muy alto, Santiago.
ResponderEliminarPero eso es la poesía:
llegar a donde no llegan
las alas más ávidas,
más intrépidas
y arriesgadas.
Gracias.
Santiago, tus poesías son regalos que nos haces y nos desvías la mirada de tantos problemas importantes pero no esenciales, como el agua y el amor.
ResponderEliminarMariano, muchas gracias por tu comentario. Tal vez, lo esencial sea lo único importante para superar los problemas... Es obvio que compartiendo experiencias, el proceso se hace más llevadero. Un gran abrazo.
EliminarSantiago