La “Cumbre
Vieja”, ha vuelto
a
recordarnos su existencia.
Es cumbre
relativa, picacho
puede ser o
profunda fosa.
Tras la
erupción, su vejez, en
tierna
infancia se ha tornado.
Los
palmeños, moradores
en su
entorno, bien lo saben.
Nadie puede
poseer un volcán,
ni un
terrenito en su falda,
la tierra
es quien nos posee,
aunque
dueños nos creamos.
Entre
erupciones de magma,
torrentes
de lava ardiente,
tronantes
explosiones, humos,
cenizas
devastadoras, camina
el fuego
rojo de la tierra,
comprensión
plena, demanda.
Algo ya
sabemos, unos noventa
mil años,
lleva el homo sapiens vagando
por esta
tierra que, por cinco mil
millones de
años, va girando en torno
al sol,
parte es de un universo vivo con
catorce mil
millones de años de existencia.
Convertir a
“Cumbre Vieja” en atracción
turística,
es ignorar la naturaleza cósmica,
los
volcanes tienen sus conexiones,
la
dependencia mutua, la interrelación con
cuanto
existe, es la base del proceso vital
al que el sapiens está llamado a integrarse.
Santiago Rupérez. Taipéi,
25-9-2021.
El homo sapiens metió la pata donde creyó usar inteligencia.
ResponderEliminarAlgunos pensaron en el árbol de la Ciencia (y lo convirtieron en la Ciencia del Bien y del Mal) y se lo atribuyeron a un Dios.
En lugar de creer en sí mismos, con los pies en la tierra, inventaron un alma por encima de ella y al margen de la biología y la geología.
Y separaron a los "listos" de los "torpes".
Los listos supieron usar "la inteligencia del conocer y saber" para dominar, no solo la tierra sino a los demás.