Acabo de escribir un ácido comentario, y seguramente irreverente y nada respetuoso con los culpables y con aquellos que les han tapado. No sé como, seguramente el diablo, se ha borrado y no lo encuentro. Es verdad, no hacen falta comentarios, ¿para qué?
A ver: yo creo que sobre el asunto de la pederastia eclesiástica hay dos datos básicos:
ResponderEliminar1.- Su mayor incidencia en ese ámbito por la ausencia -relativa, claro- de féminas a mano (nunca mejor dicho). Y,
2.- Se mueven en un mundo de pecado, moral, castigo eterno, perdón sacramental, etc. Un mundo llamado "reino de los cielos". Como al margen de las leyes civiles, que son para los laicos y/o increyentes, etc.
Hoy en día, mucho menos, claro. Pero en épocas pasadas pienso que era así. Te confiesas, te traslado y ya se ha restablecido el orden. Lo que has hecho es muy feo pero has sido perdonado: no vuelvas a pecar. La ley civil no cuenta.