Siete; sí, charlamos entre siete, y muy bien; a ratos comisiones, y otras en el pleno.Liquidamos por el método de abreviar los temas candentes, con los que todos los días nos amenazan los periódicos -de qué escribirán cuando todos los líos que tenemos delante de la cara, y de los que somos espectadores y paganos, como todos los espectadores, se arreglen, evoluciones, se clamen o lo que sea. Y nos dedicamos al bienvivir. Por ejemplo: las visitas culturales que en algunos jueves ocurren en este grupo, no acaben con unas cañitas, y tener que comer en casa; podemos acabar comiendo (un cocido en La Daniela si estamos por el Prado; judías con perdiz, pollo al chilindrón en casa Ciriaco). Otro ejemplo: algunos de nosotros comemos solos en casa; se han ido los hijos, como debe ser, y la santa (e incluso quinta columna dentro de casa) trabaja y no come en casa; podemos, de vez en cuando, previa invitación de uno de los solitarios comer juntos en casa del que invita.
Tambuién hubo chistes, pero los de ayer, dejando de la do su calidad, subieron el tono bastante; menos mal que no había nadie cerca defensor de las buenas costumbres y del bien hablar.
¿Has pensado alguna vez en opositar a comentarista de la Villa? Te llevarías la plaza. Mi voto, desde luego.
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