DEL SEÑORITISMO SEVILLANO,
y otros señoritismos liberales que invierten sus rentas sin gastos de inversión
Consideraciones, en negrita, acerca de un texto sobre la Historia de Sevilla
Aparte de los productos que
engrosaban las rentas reales (tabaco, sal, fundiciones, etc.) las exportaciones
sevillanas de mayor rendimiento eran el aceite y los granos de su campiña. Es
decir, los productos agrícolas. Como la
mayoría de los granos comercializados procedían de rentas y diezmos pagados en
especie por los campesinos a los señores laicos y eclesiásticos, todo suponía
para ellos una ganancia, aunque se vendiera a un precio ínfimo, dado que no
tenían gastos de inversión. Esto hizo que la pragmática de 11 de junio de
1765 ordenando la libertad de comercio y de precio para los granos, provocase
unas ganancias especulativas de propietarios y rentistas, con la posibilidad de
almacenar las cosechas para hacer subir los precios, provocando al mismo tiempo
la necesidad de importar grandes cantidades en épocas de escasez. Según los
informes de Domezain, entre 1776 y 1780, Sevilla importó por mar, además de
harina y cebada, casi dos millones de fanegas de trigo, de las que las tres
cuartas partes procedían del extranjero, lo que supone para cada año un volumen
muy superior al producto de los diezmos y la salida del país de unos cien
millones de reales. Como responsables de
esta situación señala el Asistente a los poderosos labradores que acumulan
cortijos, movilizan jornaleros y granos sin someterse a ningún tipo de control.
Historia de Sevilla,
Francisco Morales Padrón et alii.
Publicaciones de la
Universidad de Sevilla, 1992.
pp. 375-376
A este respecto merece la pena el artículo de Gabriela Cañas en el País del día 10 de Marzo de 2019, "No busque parásitos en la inmigración".
ResponderEliminarNADA NUEVO BAJO EL SOL, porque "aunque la mona se vista de sea, mona se queda".
Entre los pocos libros que conservo de cuando estudiaba guardo la Historia Económica de España, de J. Vicens Vives. Y aún conserva las huellas de las lágrimas sobre él derramadas. A ves releo partes pero solo si me encuentro hiperventilado, oh, Mariano.
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