lunes, 8 de abril de 2019

A LA CONSIDERACIÓN DE LOS ILUSTRES ECONOMISTAS


DEL SEÑORITISMO SEVILLANO, 

y otros señoritismos liberales que invierten sus rentas sin gastos de inversión

Consideraciones, en negrita, acerca de un texto sobre la Historia de Sevilla



Aparte de los productos que engrosaban las rentas reales (tabaco, sal, fundiciones, etc.) las exportaciones sevillanas de mayor rendimiento eran el aceite y los granos de su campiña. Es decir, los productos agrícolas. Como la mayoría de los granos comercializados procedían de rentas y diezmos pagados en especie por los campesinos a los señores laicos y eclesiásticos, todo suponía para ellos una ganancia, aunque se vendiera a un precio ínfimo, dado que no tenían gastos de inversión. Esto hizo que la pragmática de 11 de junio de 1765 ordenando la libertad de comercio y de precio para los granos, provocase unas ganancias especulativas de propietarios y rentistas, con la posibilidad de almacenar las cosechas para hacer subir los precios, provocando al mismo tiempo la necesidad de importar grandes cantidades en épocas de escasez. Según los informes de Domezain, entre 1776 y 1780, Sevilla importó por mar, además de harina y cebada, casi dos millones de fanegas de trigo, de las que las tres cuartas partes procedían del extranjero, lo que supone para cada año un volumen muy superior al producto de los diezmos y la salida del país de unos cien millones de reales. Como responsables de esta situación señala el Asistente a los poderosos labradores que acumulan cortijos, movilizan jornaleros y granos sin someterse a ningún tipo de control.

Historia de Sevilla, Francisco Morales Padrón et alii.
Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 1992.
pp. 375-376

2 comentarios:

  1. A este respecto merece la pena el artículo de Gabriela Cañas en el País del día 10 de Marzo de 2019, "No busque parásitos en la inmigración".
    NADA NUEVO BAJO EL SOL, porque "aunque la mona se vista de sea, mona se queda".

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  2. Entre los pocos libros que conservo de cuando estudiaba guardo la Historia Económica de España, de J. Vicens Vives. Y aún conserva las huellas de las lágrimas sobre él derramadas. A ves releo partes pero solo si me encuentro hiperventilado, oh, Mariano.

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