El puesto de
observación que la sociedad me ha asignado tiene unos ángulos de visión y unas
perspectivas más bien escasos y cortas. Pero sigue siendo un puesto, o punto,
de observación. Desde ese puesto he podido escribir dos reflexiones, y me
atrevo a iniciar la N-1, con la interna ilusión de llegar a la primera que,
seguramente, no comprenderá los dos fenómenos, el virus y la enfermedad que
acarrea en su loca y dispersa carrera.
y aquí continúa ...
Eduardo Ferrer
Madrid, 24 de junio de 2020.
A las 20:37
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