El tercer poema, “Sin despedidas” es un lamento convertido en la certeza del más profundo gozo.
SIN
DESPEDIDAS
A
José Ellacuría.
Cirros rosáceos en lo alto,
jirones de azul celeste,
cúmulos más cercanos
con sus ribetes de oro,
era el cielo contemplado
por mi corazón turbado.
Mi amigo decidió marcharse,
sin avisar ni decir adónde,
pendientes estábamos
del encuentro y la fusión
de experiencias singulares
del amor que nos unía.
Me dicen que se fue al cielo,
bien se lo merecía, vano
consuelo, ambos lo sabíamos,
en el amor no existen lugares
remotos, unión ilimitada es
en el espacio y el tiempo.
Me dicen que le enterraron,
cual otra materia inerte,
cuan corta es la visión del
hombre que amar no sabe,
en el infierno existe olvidado
de la vida que en el amor reside.
Sin despedidas equívocas,
con la más evidente certeza,
en el más profundo gozo
de aquel otro José único
que continúa viviendo en
los brazos del que sólo es Amor.
Santiago
Rupérez. Taipéi, 23-12-2020.
Gracias, Santiago, la amistad, el amor, es lo que queda circulando, circulando, circulando, circulando.
ResponderEliminarTe refelicito el día de tu cumple, y que pases una día feliz y con esperanza.
Un abrazo,
Mariano