A propósito de una reflexión que me hace Eduardo sobre la "buena lógica", mi deformación profesional me ha motivado a repasar mis conceptos lógicos y su referencia a la existencia de las cosas y del mundo.
A este respecto Jorge Luis Borges nos ofrece una lección sobre la "buena lógica".
En «El idioma analítico de John Wilkins», publicado primera vez en la colección «Otras inquisiciones» (1952) Borges menciona una enciclopedia china titulada «Emporio celestial de conocimientos benévolos». En sus «remotas páginas" está escrito que los animales se dividen en:
[a] pertenecientes al Emperador,
[b] embalsamados,
[c] amaestrados,
[d] lechones,
[e] sirenas,
[f] fabulosos,
[g] perros sueltos,
[h] incluidos en esta clasificación,
[i] que se agitan como locos,
[j] innumerables,
[k] dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello,
[l] etcétera,
[m] que acaban de romper el jarrón,
[n] que de lejos parecen moscas.»
Borges considera que no hay clasificación del universo que no sea arbitraria y conjetural. La razón es muy simple: no sabemos qué cosa es el universo.
«El mundo –escribe David Hume– es tal vez el bosquejo rudimentario de algún dios infantil, que lo abandonó a medio hacer, avergonzado de su ejecución deficiente; es obra de un dios subalterno, de quien los dioses superiores se burlan; es la confusa producción de una divinidad decrépita y jubilada, que ya se ha muerto» (Dialogues Concerning Natural Religion, V.1779).
Cabe ir más lejos; cabe sospechar que no hay universo en el sentido orgánico, unificador, que tiene esa ambiciosa palabra. Si lo hay, falta conjeturar su propósito; falta conjeturar las palabras, las definiciones, las etimologías, las sinonimias, del secreto diccionario de Dios.
La ciencia es otra cosa porque tiene otra lógica ¿cuál es la buena?
Una sola frase: "habría que demostrar a dios que los hombres existen".
ResponderEliminar