“Me duelen las piernas, pero estoy bien”, reconoció la anciana cuando fue atendida por la Cruz Roja a su llegada al campo de refugiados croata de Opatovac, cercano a la frontera con Serbia. A Uzbeki le temblaban las manos, pero por fin estaba siendo atendida por personal médico que le aprovisionó de los cuidados necesarios. Su nieto confirmó la elevada edad de la mujer, y la Policía croata pudo confirmarla en los documentos que portaba Bibihal –aunque no de manera independiente–, según publica 'The Guardian'. (elconfidencial.es)
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