"Para muchos europeos que desfilan por la capital belga, Bruselas era hasta el martes por la mañana, un lugar de trabajo y escenario de batallas políticas y económicas. Pero era también una ciudad balsámica, una especie de pueblo grande en el que no se esperaban grandes sobresaltos y al que casi siempre apetecía escaparse para dejar atrás las peleas nacionales y beberse una tibia cerveza belga. Eso también ha cambiado, al menos por un tiempo que se presume largo. La familiaridad del pueblo grande ha dado paso a una inquietante sensación de vulnerabilidad. A mirarse de reojo y con desconfianza en los vagones de metro, a respirar hondo camino del aeropuerto y a convivir con los soldados y los blindados en las calles. Aquí, es fácil dejarse atrapar por el presentimiento de que la Bruselas y la Europa que conocimos, la de la paz que siguió a las guerras, puede haberse esfumado, tal vez para siempre" (El País, 23/03/16)
"Pero no se preocupen por Daesh. Perdón. Sí, preocúpense. Pero debe temer más a ése que está por llegar, y que pulirá y perfeccionará lo que los súbditos del "califa" Al Baghdadi han comenzado gracias a la debilidad de nuestra Europa" (El Confidecial.es, 23/03/16)
Qué mal me suena esto: "ese que está por llegar". Y qué sentimiento de rabia por el ruidoso vacío de tanto silencio en la querida Bruselas comparado con la alegría cosmopolita, bulliciosa de la que participamos gracias a vuestros buenos oficios y desvelos. Días y horas de grandes recuerdos entreverados de dolor y pena muy honda.
Comprendiendo las lágrimas de F Mogherini, quisiera alzarme y alzar bien alto los grandiosos pabellones de nuestra querida UE. Resurjan nuestras esencias de entre los cuerpos yacentes, los miembros amputados, los corazones destrozados. Eso nadie podrá dinamitarlo. De esa ministra esperábamos quizá una palabra de valor, de convocatoria y rebelión. No importa, ya las inventaremos nosotros, los ciudadanos dispuestos a vivir con las botas puestas, nunca a morir con ellas calzados y rendidos.
"Se multiplican en las redes los actos de solidaridad mostrando fotografías retocadas con los colores de las banderas nacionales de los países golpeados por el terrorismo. Pero persiste la visión nacionalista de los hechos, aunque éstos afecten inequívocamente al conjunto de la Unión Europea. Los gobiernos estatales, por activa y muy frecuentemente por pasiva, se han convertido en la principal rémora para articular una respuesta conjunta y eficaz de combate al terrorismo. Temen perder su “independencia” nacional y, sobre todo, su poder para decidir en razón a una trasnochada y obsoleta soberanía. Ese curso de acción/inacción nos llevará, a buen seguro, a un escenario indeseado de actos terroristas por la incapacidad de optimizar los esfuerzos coordinados de los propios servicios de inteligencia. Estos servicios nacionales celebrarían la posibilidad real de actuar unidos contra el enemigo común" (Luis Moreno, PressDigital, 23/03/16)
Pero qué extraña porquería es esta de los nacionalismos! Viejos adagios como aquel 'yo soy de Pedro, yo soy de Juan'. Como en las novelas policiacas, siempre hay que preguntar a quién beneficia ese asesinato. ¿Qué intereses miserables se ocultan tras esta ya monstruosa obsolescencia? No me creo esa tonta historia de las identidades nacionales, regionales, familiares, etc. Intereses políticos: mi sillón es mi sillón y por él ... mato!
"Para muchos europeos que desfilan por la capital belga, Bruselas era hasta el martes por la mañana, un lugar de trabajo y escenario de batallas políticas y económicas. Pero era también una ciudad balsámica, una especie de pueblo grande en el que no se esperaban grandes sobresaltos y al que casi siempre apetecía escaparse para dejar atrás las peleas nacionales y beberse una tibia cerveza belga. Eso también ha cambiado, al menos por un tiempo que se presume largo. La familiaridad del pueblo grande ha dado paso a una inquietante sensación de vulnerabilidad. A mirarse de reojo y con desconfianza en los vagones de metro, a respirar hondo camino del aeropuerto y a convivir con los soldados y los blindados en las calles. Aquí, es fácil dejarse atrapar por el presentimiento de que la Bruselas y la Europa que conocimos, la de la paz que siguió a las guerras, puede haberse esfumado, tal vez para siempre"
ResponderEliminar(El País, 23/03/16)
"Pero no se preocupen por Daesh. Perdón. Sí, preocúpense. Pero debe temer más a ése que está por llegar, y que pulirá y perfeccionará lo que los súbditos del "califa" Al Baghdadi han comenzado gracias a la debilidad de nuestra Europa"
ResponderEliminar(El Confidecial.es, 23/03/16)
Qué mal me suena esto: "ese que está por llegar". Y qué sentimiento de rabia por el ruidoso vacío de tanto silencio en la querida Bruselas comparado con la alegría cosmopolita, bulliciosa de la que participamos gracias a vuestros buenos oficios y desvelos. Días y horas de grandes recuerdos entreverados de dolor y pena muy honda.
ResponderEliminarComprendiendo las lágrimas de F Mogherini, quisiera alzarme y alzar bien alto los grandiosos pabellones de nuestra querida UE. Resurjan nuestras esencias de entre los cuerpos yacentes, los miembros amputados, los corazones destrozados. Eso nadie podrá dinamitarlo. De esa ministra esperábamos quizá una palabra de valor, de convocatoria y rebelión. No importa, ya las inventaremos nosotros, los ciudadanos dispuestos a vivir con las botas puestas, nunca a morir con ellas calzados y rendidos.
"Se multiplican en las redes los actos de solidaridad mostrando fotografías retocadas con los colores de las banderas nacionales de los países golpeados por el terrorismo. Pero persiste la visión nacionalista de los hechos, aunque éstos afecten inequívocamente al conjunto de la Unión Europea. Los gobiernos estatales, por activa y muy frecuentemente por pasiva, se han convertido en la principal rémora para articular una respuesta conjunta y eficaz de combate al terrorismo. Temen perder su “independencia” nacional y, sobre todo, su poder para decidir en razón a una trasnochada y obsoleta soberanía. Ese curso de acción/inacción nos llevará, a buen seguro, a un escenario indeseado de actos terroristas por la incapacidad de optimizar los esfuerzos coordinados de los propios servicios de inteligencia. Estos servicios nacionales celebrarían la posibilidad real de actuar unidos contra el enemigo común"
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Pero qué extraña porquería es esta de los nacionalismos! Viejos adagios como aquel 'yo soy de Pedro, yo soy de Juan'. Como en las novelas policiacas, siempre hay que preguntar a quién beneficia ese asesinato. ¿Qué intereses miserables se ocultan tras esta ya monstruosa obsolescencia? No me creo esa tonta historia de las identidades nacionales, regionales, familiares, etc. Intereses políticos: mi sillón es mi sillón y por él ... mato!
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