Cuando Monedero razona con argumentos tan claros y contundentes como:
"Se equivoca Fernando Lasalle, en debate con Iñigo Erejón, al echarle la culpa al populismo de 'calentar y manipular las adherencias que conectan al pueblo con la institucionalidad que lo representa'.
Mucho antes de que el populismo se articule alguien ha creado el dolor - vivimos en sociedades de clase -. Después, sólo después, ha habido pueblo que ha elaborado ese dolor, principalmente sobre la base de las desigualdades (es la progresión: "doler-saber-querer-poder-hacer" que permite la transformación social solo cuando el dolor se convierte en conocimiento, el conocimiento en voluntad, la voluntad en capacidad y la capacidad en decisión). Y pagando siempre un gran precio. Las libertades siempre han sido una conquista."
Me recuerda el argumento cornudo que Diógenes Laercio atribuye a Eubúlides (Vidas de los filósofos ilustres, lib.II, 111) y que viene a decir:
"Si uno tiene lo que no ha perdido, y no perdió los cuernos, los tiene". O sea: "dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis, seis y dos son ocho y ocho dieciséis", que canta la canción infantil.
Me parece que estos razonamientos de profundidad política tan evidente son muy claros y útiles para mover ignorantes y convencidos y justificar un referendum ilegal.
La justificación del populismo me vale. Pero cuando llega el momento de constituir.... se hace desde ¿el popder democrático o desde el poder conquistado como propiedad igual que lo hace el populismo de derechas?
ResponderEliminarLa cuestión no está en el populismo, como fuerza de movilización en la calle manifestando un "malestar social". El problema, como siempre, radica en el modo de "practicar la democracia".
Si nos saltamos la democracia y la ley.... el populismo deviene necesariamente en dictadura. Lo estamos viviendo en Cataluña y en Venezuela, y en ambos casos lo que sufre es la democracia.
La acción de la calle es una cosa, un derecho, pero la constitución de un poder es otra muy distinta, y no digamos el ejercicio del poder.
Cuando el poder se convierte en populismo o el populismo en poder... malo, malo, malo.