Sor María Jesús Galán ha pasado la semana pasada a ser Doña María Jesús Galán.
Así, con el Doña y sin el Sor. Ninguna sor-presa. Y ella debía sentirse bastante "presa". Mie'usté pon donde que le habían dado un trabajito a su convento los de la Junta de Castilla-La Mancha, digitalizar archivos documentales, pa'ganarse unos eurillos, vamos. Pero hete aquí que precisaban de la internés esa. Y tal y tal.
Y va Sor María Jesús y empieza a somarse al mundo por esa ventanuca de la internés. A la par, llegan al convento -de las dominicas de Toledo, pa'más señas-, unas monjitas kenianas. Que si el pato patina, que si la abuela fuma ... total, que empiezan a tirarse del moño y, según dice Sor Mª Jesús, la indisponen con la superiora. Ellas, que no tienen vocación; vamos, que vienen a España para enviar dinero a sus familias, añade.
En fin, que se ha largado -o la han largado; o han llegado a un acuerdo, yo que sé-, el caso es que colgó el hábito después de 34 santos años dedicados a la causa y ahora vuela libre como un ánade: lo primero, afirma, volar a Londres y Nueva York, que tenía muchas ganas ella.
Anda que es tonta, exsor Internet !
ENOHORABUENA, majeta !
¿Puedo ser muy malo? ¿Dices, o cuentan, que unas kenianas le han echado del convento? ¿Se ha ido ella porque han venido una kenianas que se dedican a enviar a sus familias el dinero del convento?
ResponderEliminarCon dos o tres preguntas más, una novela de intriga política.
Lo de las vocaciones de monjas extranjeras (del tercer mundo, por casualidad) es que aquí están los conventos vacíos. Y allí se encuentran las vocaciones también por casualidad.
ResponderEliminarQue eso ya lo predijo Samaniego, también por casualidad.