Me encanta la denuncia de Santos Juliá en El País de hoy. El posmodernismo tiene sus ventajas y sus inconvenientes. No cabe duda de que con respecto al concepto de lo que es la "verdad" y los valores de la tolerancia tiene buenas cartas.
Pero hay una actitud posmodernista que a algunos, como a Santos Juliá, nos saca de quicio. La idea de que "cambiando el discurso" se cambia la realidad.
Eso lo están haciendo nuestros gobernantes de una manera indecente y continua para, apoyados por los medios, especialistas en esta cuestión, justificar su incapacidad para cambiar la realidad, que es lo que tienen que hacer, disfrazando su impotencia con palabras y discursos de "apariencia".
¿Tendremos estómago para digerir la "resignificación del Valle de los Caídos" sin que se nos produzca algún que otro "vómito"?
Pues mucho me temo que gente que ha digerido el "liberalismo" en el marco confesional del "socialismo" lo mismo que "el ejercicio del poder real y del statu quo", (y no son pocos y tienen poder), son capaces de presentarlo junto con la derecha del PP, bien empaquetadito en "puestos de trabajo" e inversión de futuro (naturalmente que con algunas migajas de participación en el negocio), como "parque temático".... y nos monten un "Franqui-socialis-disneismo" que, como feria verbenera, nos HAGA COMPRENDER NUESTRO PASADO RECIENTE.
Amén. Por fin se acabó lo de las dos Españas con el triunfo del "nuevo relato".
Pero, bueno, qué coño va a ser esto, joder!!!
ResponderEliminar¿Es que no hay nadie con un par de cojones entre los mal llamados gobernantes, que no los ponga de una vez por todas encima de la mesa para decir 'hasta aquí hemos llegado'?
Soy un puto español que piensa que JAMÁS, JAMÁS ... El Valle de los Caídos se convertirá en símbolo de reconcialiación entre los españoles. Y ello por diversos motivos que no vienen al caso. Y estoy convencido de que hay otros muchos putos y putas españolas que piensan igual: dejen ya de reconciliarnos, y hagan un jodido esfuerzo de creatividad, imaginación e inteligencia para afrontar el siglo XXI.
De lo contrario se van a acercar al XXII discutiendo de si son galgos o podencos.