He leído dos veces el artículo de JC Monedero. Estoy de acuerdo en su conclusión: la necesidad de diálogo de los dos bloques, evitar un golpe militar y la guerra civil. Es notable también la información y el conocimiento de JC Monedero sobre Venezuela. A pesar de estas dos apreciaciones positivas, el desarrollo y el conjunto del artículo me hacen pensar, salvando todas las distancias evidentes, en la postura de la inmensa mayoría de los intelectuales de izquierda en el pasado S. XX sobre la Unión Soviética: Era necesario negar y no criticar los crímenes del estalinismo porque hacerlo era debilitar al comunismo y fortalecer el "mal absoluto" del capitalismo, representado muy particularmente por el imperialismo americano. JC Monedero lleva razón cuando dice: "no tiene sentido que el odio a Maduro ponga a nadie decente al lado de los enemigos del pueblo". Pero conviene recordar con la misma fuerza que tampoco tiene sentido que el odio "a los enemigos del pueblo" ponga a nadie decente al lado o justificando los crímenes y abusos de Maduro. La historia del siglo XX ha dejado muy claro las consecuencias de la negación de la realidad y de la evidencia: un crimen es un crimen con independencia del bando y del color político del criminal. Quiero pensar que mucho venezolanos se sienten atrapados por un discurso que les obliga a elegir "entre Maduro y los enemigos del pueblo" como única alternativa. Pensaba que los ejemplos del siglo XX eran una vacuna contra este tipo de razonamiento. Después de leer el artículo de JC Monedero no me parece tan evidente.
Asumo tus matizaciones que me parecen acertadas. Me sorprende que ni los que tenemos por intelectuales se percaten de que estamos en siglo XXI y que el mundo ha cambiado de forma radical. Me gustó el artículo por ser tan diferente a lo que aquí vemos, oímos y leemos pero me dejó un punto de inquietud, el de esa falta de intuiciòn para pensar el futuro que creo no va a ser posible en ningún extremo sino en una especie de síntesis ecléctica que mire a las personas mucho, pero mucho más que a las ideologías. Los jóvenes, pienso, no vivieron aquellas luchas. Quieren otra cosa y otro mundo que no acaba de llegar, ni siquiera de definirse.
He leído dos veces el artículo de JC Monedero. Estoy de acuerdo en su conclusión: la necesidad de diálogo de los dos bloques, evitar un golpe militar y la guerra civil.
ResponderEliminarEs notable también la información y el conocimiento de JC Monedero sobre Venezuela.
A pesar de estas dos apreciaciones positivas, el desarrollo y el conjunto del artículo me hacen pensar, salvando todas las distancias evidentes, en la postura de la inmensa mayoría de los intelectuales de izquierda en el pasado S. XX sobre la Unión Soviética: Era necesario negar y no criticar los crímenes del estalinismo porque hacerlo era debilitar al comunismo y fortalecer el "mal absoluto" del capitalismo, representado muy particularmente por el imperialismo americano.
JC Monedero lleva razón cuando dice: "no tiene sentido que el odio a Maduro ponga a nadie decente al lado de los enemigos del pueblo". Pero conviene recordar con la misma fuerza que tampoco tiene sentido que el odio "a los enemigos del pueblo" ponga a nadie decente al lado o justificando los crímenes y abusos de Maduro.
La historia del siglo XX ha dejado muy claro las consecuencias de la negación de la realidad y de la evidencia: un crimen es un crimen con independencia del bando y del color político del criminal.
Quiero pensar que mucho venezolanos se sienten atrapados por un discurso que les obliga a elegir "entre Maduro y los enemigos del pueblo" como única alternativa.
Pensaba que los ejemplos del siglo XX eran una vacuna contra este tipo de razonamiento. Después de leer el artículo de JC Monedero no me parece tan evidente.
Asumo tus matizaciones que me parecen acertadas. Me sorprende que ni los que tenemos por intelectuales se percaten de que estamos en siglo XXI y que el mundo ha cambiado de forma radical. Me gustó el artículo por ser tan diferente a lo que aquí vemos, oímos y leemos pero me dejó un punto de inquietud, el de esa falta de intuiciòn para pensar el futuro que creo no va a ser posible en ningún extremo sino en una especie de síntesis ecléctica que mire a las personas mucho, pero mucho más que a las ideologías. Los jóvenes, pienso, no vivieron aquellas luchas. Quieren otra cosa y otro mundo que no acaba de llegar, ni siquiera de definirse.
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