viernes, 23 de agosto de 2019

CONFESIONES DE UN ILUSO


La lectura del libro de Gregorio Morán, ya citado, me está provocando una reacción intensa. Me ha rebozado de nuevo en lo fue mi vida de “iluso”.

Durante unos años estudié el tema de las creencias como algo importante en lo que es la vida de los individuos; y desde el punto de vista intelectual, me impactó caer en la cuenta de que las “evidencias” (considerar o tomar algo, pensamiento o cosa, como verdad) no son más que las consecuencias de las creencias previas que tenemos; sin conciencia de ellas porque las “tenemos”, las “vivimos” y punto. Por eso decía Ortega muy bien: “Las ideas se tienen; en las creencias se está”.

Cuando se toma conciencia de lo que son, creencias, ya no son tan evidentes; aunque sigan siendo evidentes; si no las viviéramos como de alguna forma evidentes dejarían de ser creencias y no podríamos considerarlas verdaderas ni conformes a la realidad y no tendría sentido someterlas a crítica. Ese es el síntoma necesario de la madurez, a la que, desgraciadamente, cuesta mucho llegar.

Cuando vivía mi historia de iluso y empezaba mi crítica a esa ilusión, pensaba que fuera de mí mundo estaba el mundo real. Pero la crítica a mi mundo fue tan dura que me olvidé de criticar al mismo tiempo y con la misma dureza el mundo que había a mi alrededor, de no ser mi mundo íntimo y familiar. Tardé mucho en caer en la cuenta de que  la historia que sucedía a mi lado era tanto o más alienada y alienante que la mía  y fundada en creencias tanto o más absurdas que las mías.

La lectura de este libro me ha hecho revivir en terceras personas lo que es el fanatismo de las creencias o, no sé si es lo mismo, la eficacia de las creencias fanáticas.

Las cosas tan ridículas que he considerado que hacía durante mis años ilusos me parecen pequeñeces viendo las cosas tan espantosamente ridículas y las espantosas consecuencias que traían consigo las prácticas del PCE en los mismos años en los que yo estaba cuajando mis ilusiones. ¡Qué minucias mis ilusiones religiosas comparadas con las que padecieron aquellos comunistas creyentes en la fe de Stalin!

Creo que ni yo ni mis mentores de entonces eran la mitad de fanáticos que aquellos dirigentes capaces de someterse a “autocríticas” tan alienantes  realizadas por personajes tan importantes como Santiago Carrillo y adláteres.

Y me da miedo pensar que estamos viviendo un momento cultural a nivel mundial en que el Poder, clave en la formación de las creencias sociales, ha encontrado, de la mano de la ciencia y la técnica y sobre todo la tecnología las claves para generar creencias sociales que están alienando a la población.

Lo que es peor, ha encontrado una justificación filosófica posmoderna en su quehacer de dominación en el concepto de “posverdad”. Tan absurda época ha llegado a considerar  como definitivo un “Pensamiento Único Científico-Político-Globalizado” que encima llaman “Liberalismo”, con su correspondiente “Iliberallismo” y un “Final de la Historia”.

Si la verdad es “pos”, la gran fábrica de verdades es el control de los medios y las técnicas psicológicas científicamente probadas para la manipulación social.

Me queda la esperanza de que algunos intelectuales y poderes gestores, por inteligencia racional, empiecen a considerar que el mundo no puede seguir con los parámetros actuales de gestión económico-políticas-sociales-culturales; que la tierra no aguanta más contaminación y las poblaciones no pueden aguantar tanta corrupción, violencia o falsedad … y pueden emigrar o lanzarse a la calle cuando no hay mucho que perder;  que las empresas no pueden ser gestionadas únicamente en función del valor de las acciones; que tienen que responder a las necesidades sociales.

¿Habrá capacidad para imponerse a los intereses? ¿Empezarán los grandes gestores  a bajarse sus sueldos enormes y a predicar la necesidad de “redistribución de la riqueza”? ¿Dedicarán fondos a investigar de verdad cómo se puede cambiar el rumbo? ¿Podrán domeñar el poder de los Berlusconis, los Putin, los Trumps, y Cia. y la ignorancia de los que les votamos?

Nosotros no lo veremos. Pero la esperanza ahí está. Hay que tener ilusiones. Hay que mantener algunas creencias.

NO TODO VALE


1 comentario:

  1. No es fácil de entender, para mí casi imposible, que tantos intelectuales, personas de cultura y de inteligencia, negaran la realidad que ya era evidente y siguiesen defendiendo lo indefendible: El estalinismo y la Unión Soviética.
    Después, he visto cómo se han seguido defendiendo otras realidades, sin dificultad para negar la evidencia y, así, hasta el día de hoy.
    Deben ser, como dices, las creencias. También, sin duda, los intereses personales y, con frecuencia, una mezcla de intereses, creencias y comodidad.
    Como tú también dices, "no todo vale", pero cuando se ha vivido desde dentro el fanatismo y sus consecuencias, siempre se tiene miedo de volver a las andadas y es bueno, me parece, que así sea, pero sin mantener que todo vale, si "el gato caza ratones"...
    Decir que "no todo vale" sigue siendo necesario, para vivir como personas humanas. No es tarea fácil. Nunca lo fue, aunque saberlo, no nos sirva de gran consuelo.
    Gracias, Mariano, por tu reflexión.

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