Qué mente más lúcida, teniendo más de noventa años. Teniendo esa mente, yo quiero seguir viviendo. ¡Qué precioso es lo que dice sobre el compromiso que tenemos de vivir, pero vivir conscientes! Vivir porque nos necesitan también algún otro/a. Y el miedo. Es terrible cómo nos acojona, nos impide ser libres, positivos, brillantes, verdaderos, creadores... Escuchar a Sampedro es ordenar las propias ideas, aclararse y decidirse a manetener en pie.
Este es el JL Sampedro que he admirado desde mi época de Estudiante de Económicas. El que decía, ya entonces, que el economista debía preocuparse no por la riqueza de las naciones, sino por la pobreza de los pueblos, que debía conocer las causas de la pobreza y proponer las políticas para terminar con esta tragedia.
Así es, Eduardo. Pero con los cambios inevitables del tiempo, uno encuentra todavía esos valores en las teorías de los premios Nobel de economía; J.Stiglitz y Paul Krugman. Por lo menos, en el campo teórico siguen existiendo puntos fuertes donde apoyarse y avanzar. ¡Que no nos falten!
¡Qué bonito es lo que dice este hombre al final de la vida! ¡Qué cargado de sentido de la realidad, qué aceptación tan maravillosa de la vida, porque ha sabido y sabe vivirla desde sus valores! Me ha encantado comprobar lo hermosa que puede ser la vejez porque justifica la razón de vivir por cosas que parecen pequeñas.
Qué mente más lúcida, teniendo más de noventa años. Teniendo esa mente, yo quiero seguir viviendo. ¡Qué precioso es lo que dice sobre el compromiso que tenemos de vivir, pero vivir conscientes! Vivir porque nos necesitan también algún otro/a.
ResponderEliminarY el miedo. Es terrible cómo nos acojona, nos impide ser libres, positivos, brillantes, verdaderos, creadores... Escuchar a Sampedro es ordenar las propias ideas, aclararse y decidirse a manetener en pie.
Este es el JL Sampedro que he admirado desde mi época de Estudiante de Económicas. El que decía, ya entonces, que el economista debía preocuparse no por la riqueza de las naciones, sino por la pobreza de los pueblos, que debía conocer las causas de la pobreza y proponer las políticas para terminar con esta tragedia.
ResponderEliminarLa época que recuerda Paco "fue" aquella en la que se defendía el "desarrollo humnano", no el crecimiento del PIB.
ResponderEliminarAsí es, Eduardo. Pero con los cambios inevitables del tiempo, uno encuentra todavía esos valores en las teorías de los premios Nobel de economía; J.Stiglitz y Paul Krugman. Por lo menos, en el campo teórico siguen existiendo puntos fuertes donde apoyarse y avanzar. ¡Que no nos falten!
ResponderEliminar¡Qué bonito es lo que dice este hombre al final de la vida! ¡Qué cargado de sentido de la realidad, qué aceptación tan maravillosa de la vida, porque ha sabido y sabe vivirla desde sus valores! Me ha encantado comprobar lo hermosa que puede ser la vejez porque justifica la razón de vivir por cosas que parecen pequeñas.
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