domingo, 16 de noviembre de 2014

TIRO DE LA CUERDA

Habíamos salido de campo cerca del río Henares cuando estábamos en Filosofía. Organizábamos juegos con que pasar el tiempo al aire libre. Se había preparado el del tiro de la cuerda, puesto que se había llevado una soga que cumplía con los requisitos. 
La soga era marcada con una línea central y dos marcas a cuatro metros de cada lado del centro de la línea. 
Las reglas del juego eran que el equipo comienza con la línea central directamente sobre una línea marcada en la tierra, y una vez comenzado el concurso (el jalamiento), intentan jalar al otro equipo hasta que la marca más cercana al equipo oponente cruce la línea central, o cuando cometan una falta (cuando un miembro del equipo cae o se sienta). Esto llegó a ser un deporte olímpico de 1900 a 1920. 
Dos equipos de ocho personas (toledanos vs bélicos) nos prestábamos a tirar de la cuerda de forma que se consiguiera arrastrar al equipo contrario hasta que traspasase la línea divisoria. Los más forzudos solían colocarse al final de la cuerda. Como yo no me sentía especialmente dotado ocupaba el puesto del comienzo de los béticos. Me había percatado de que los toledanos sumaban más fuerza bruta siendo nulas las expectativas de ganarles. Se me ocurrió una "maldad" para salir lo más airosos posible de la situación. Había advertido a mis compañeros de que al aviso de "ahora" aflojáramos  la cuerda al mismo tiempo.
Efectivamente, al poco de empezar comenzamos a ser arrastrados los béticos pese a nuestros mejores esfuerzos, así que decidí pronto, cuando aún quedaba terreno para que el pañuelo traspasara la línea, dar el aviso de "ahora". Aflojamos todos la cuerda y con gran sorpresa el equipo toledano vino a caer íntegro de espaldas en el suelo. Como los béticos no habíamos soltado aún la cuerda tiramos fuerte de ella arrastrando por el suelo sin ningún problema a los toledanos hasta que el pañuelo traspasó la línea divisoria. 
Tengo que reconocer que el resultado fue con creces muy superior a lo que había planificado. Sólo pretendí que ya que íbamos a perder, al menos fuese de una manera divertida.
(Páginas de mis recuerdos)


Foto ilustrativa de la Olimpíada


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