Leo con atención lo publicado en el País de hoy, día de Navidad, de Manuel Fraijó, al que yo traté poco o casi nada, y a quien recuerdo como "Cachucho", sin saber qué significaba aquello. Creo que era dos cursos mayor que yo.
Para muchos de nosotros el camino que ha seguido en su vida no tiene nada que ver con el suyo; ha sido muy diferente. Pero me emociona el canto a una buena amistad que dura toda una vida. Es lo que mejor tenemos en este valle de lágrimas y de las pocas cosas que realmente merece la pena vivir a tope. Tal como pretendemos tantos jubjuberos jubilatas que en el mundo "semos y nos ajuntemos".
Por todas las buenas amistades... una razón más para desearos FELIZ NAVIDAD.
Igualito que lo que, magníficamente, queda reflejado en el post anterior y lo que el discurso de su autor refleja..
ResponderEliminarEs entrañable la descripción que hace Fraijó de su encuentro con H. Küng. Tuve la suerte de aistir al Doctorado Honoris Causa que Fraijó gestionó para Küng en la UNED. Se le veía a KÜng como una persona integra, inteligente, fiel a sí mismo y a su fé, seguro y a la vez abierto. Y ahora, ante las puertas de su final terrenal, consciente de lo que supone esta marcha, preparado para los desconocido y ¿para la nada?. La Navidad es un canto a la vida, al gozo, a la fraternidad, a la amistad, siendo conscientes de que somos mortales y que todo esto tiene un final. Feliz Navidad y nihil prius amiticia.
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