Francisco Umbral | El Mundo | 20 de julio de 1992
Querido Juan Luis Cebrián,
(....)
Tú me llevaste a ese periódico, donde trabajé muchos años, pero estuve quince días sin escribir porque os negabais a dar una columna que trataba (mal) de González y Guerra, qué casualidad, coño. El periódico de la libertad, donde yo era la estrella, ejercía sobre mí una sutil forma de censura, que consistió en no darme jamás un recuadro fijo, sino que mi columna iba errática por el periódico. El día que os gustaba, salía recuadrada y visible. El día que no os gustaba (los más, y no hablo de gustos literarios, claro), la columna salía de delantalillo por abajo, tronzada por anuncios de la Unicef absolutamente prescindibles o desplazables. Lo que diferencia a El País de otros periódicos es que censura o autocensura más fino. Finalmente, dos columnas (políticas) sobre Vargas Llosa y Octavio Paz, te llevaron a tí a la cólera y a mí a marcharme.
Hoy, querido y joven maestro (sólo creo ya en el magisterio de los jóvenes), escribo casi a diario contra las ideas de mi propio periódico, y no por eso me prohíben, me riñen o me llenan la columna de niños de la Unicef. Coherente con tu línea, tu periódico no difama sino que silencia, lo cual es abrasivo para el enemigo y muy de agradecer para el amiguete en apuros. Salvo cuando sacaste a mi amiga la princesa Tessa Baviera en primera, con el glorioso muslamen a tope, implicándola en un affaire económico que era mentira. Demagogia fácil contra la jet. ¿Por qué no habéis dado a Juan Guerra con un muslo al aire? En tu mundo capitalista de consejero de Bancos, periódicos y cosas, un consejero puede hacer de todo, menos dar consejos"
Fdo. Francisco Umbral
Fuente: Fundación Francisco Umbral |
Blog de quienes, jubilados, tienen el júbilo suficiente para charlar sobre lo que les viene en gana.
miércoles, 4 de mayo de 2016
Carta de Francisco Umbral a Juan Luis Cebrián de....... 1992!!
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Bueno, pues ni la "historia" se salva de la quema. Gracias a todos los que me ayudáis a ver. Grito como aquel ciego del evangelio y salgo corriendo, vociferando mi agradecimiento a quienes haciendo barro de los charcos untáis mis ojos: la ceguera —aunque a veces parezca cómoda—, no lo es. Así lo pienso. Piénsalo.
ResponderEliminarLa historia bien documentada es un arma no solo infalible; tiene la ventaja de que no se corrompe con la actualidad.
ResponderEliminarNuestro país, un país desmemoriado o de memoria "usurera"?
ResponderEliminarMe temo que sí...