miércoles, 18 de mayo de 2016

Francisco I del Vaticano.

Sin segundas intenciones; solo pretendo dejar claro que el monarca del Vaticano, que es el único que queda ya siéndolo por origen divino, tiene la habilidad, aprendida, todos sabemos dónde y cómo,  de decir frases brillantes que significan lo contrario de lo que parece que dicen. 

Un ejemplo se puede leer en la columna de la última página de El País de hoy, 18 de mayo de 2016, con la firma de Leila Guerreiro. No doy entrada al texto para facilitar la voluntad de cada  persona de leerlo o no; como diría Francisco I del Vaticano, lo hago porque respeto la libertad de todos mis lectores; es decir, que lo digo para ver si lo leen pocos; es decir, lo contrario de lo que recomiendo.  ¿Se entiende, no?.

3 comentarios:

  1. "También se que hay cosas que no cambian nunca", termina Leila: el Vaticano como reflejo de España, de Europa, del mundo entero. Pero no tiro ninguna de mis muchas toallas.

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    1. "Yo aprendí, de chica, que si uno se casa con el Che Guevara no le regala, después, una afeitadora. Por eso conviene tener muy claro quién es el sujeto del que uno se enamora. Yo sé que hay amores ciegos. También sé que hay cosas que no cambian nunca"
      Así termina el artículo de Leila.
      No sé si hay cosas que nunca cambiarán. Es posible que lleve razón Leila. Pero también hay cosas que han cambiado y que están cambiando porque existen personas que, a pesar de los pesares, no tiran las toallas....
      Cada uno elige y apuesta. Sabiendo, cómo no, que hay amores ciegos...


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  2. Para mí desde que conocí el tema tan comentado de la frase de Francisco es que en realidad, para su creencia, hay gays buenos y malos. Y lo señala Leila.
    "No te juzgo" pero si eres gay, bueno o malo, TE DISCRIMINO.

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