Me sorprendió ver a Pablo Iglesias en la manifestación de
los taxistas, y que recibiera un huevazo físico, fuera o no fuera dirigido a él. Es un riesgo, gracias a Dios pequeño, que se tiene cuando se sale a la calle de manifa.
Dice que está defendiendo un “Servicio Público”.
He de suponer que, por lo mismo, se pondría al frente de una
manifestación a favor de las Clínicas y Hospitales o Colegios concertados que son servicio
público gestionados de forma privada.
Esta duda me corroe. Y considero fundamental que Pablo nos
aclare el concepto de servicio público que tiene. Hasta ahora le he considerado,
cuando menos como profesor de Universidad, que sabía lo que decía cuando habla
de servicios públicos. Pero su presencia en la manifa de ayer me ha “rompido”
mis criterios de valoración de un líder social y político que “defiende los
servicios públicos”.
Vamos a ver: ¿Quiénes son los taxistas? ¿Son esos señores
que se pasan 8-10-12 horas al volante de un coche? O….
¿Son unos señores que, por tener los posibles suficientes
para pagar una, dos, o tres licencias municipales (y creo que me quedo corto en
el número) viven de las rentas que le generan esas licencias (convertidas en
capital) explotando a trabajadores por cuenta ajena?
Una vez que nos aclare eso con datos de las ciudades grandes
que son donde se dan estos problemas…..
Sería cuestión de plantearse si lo que hace falta en estas
grandes ciudades son unos “verdaderos servicios públicos” para uso y servicio
de todos los ciudadanos sin distinción que hicieran MENOS necesarios (de modo
general) la utilización del coche particular (y el Taxi, tanto como el Cabyfy o
el de Uber no dejan de ser coches particulares al servicio de intereses
particulares).
¿Qué se pueden perder puestos de trabajo? Sí, como se han
perdido en casi todas las empresas que tienen afrontar las nuevas situaciones. Lo
mismo que los estibadores, tal como está organizado el servicio de taxis, no
deja de ser un monopolio. Los conductores de taxis que se pierden los aumentarían los otros. No es
fundamental esa cuestión.
Lo fundamental es considerar de forma global, para beneficio
de todos, el auténtico servicio público que atiende a la necesidad social de
transporte ciudadanos incluidas las formas posibles en que, hoy día que no es
lo mismo que ayer, dicho servicio deba organizarse y gestionarse.