Desentrañar lo que entraña la ‘seducción’ es un item que lleva unos 20 años
en mi agenda sin que me decida de una vez a bucear en su significado profundo.
Así, ando por casa en zapatillas, pero seducido por bastantes personas,
actividades y sobre todo por la propia seducción. Llevando con cierta frecuencia
alguna rica ofrenda al altar en que la tengo tan venerada, en una urna de cristal
que procuro mantener aseada, bien limpia y adornada como merece.
El dinero, Mariano, el dinero nos ha seducido. O, al menos, yo lo percibo así.
En cuanto al cómo ha sido posible, eso ya parece más complicado. Quizá porque
da:
- seguridad –en tiempos tan
volátiles-,
- prestigio –o con eso nos machacan
cada hora los mass media-,
- poder –‘seréis como dioses’-,
- libertad –malentendida, quizá,
como espejismo de independencia, inoperancia y descompromiso radical.
- compra, consumo con capacidad
ad libitum

La Seducción es dueña y señora de la vida humana en todo
tiempo y espacio: sin ella no existiría esta. Tengo observado que nos cubre con
un manto principal en según qué época, pero para no despertar sospechas tolera con
astucia infinita excepciones tras las que oculta su mano de mujer. El científico
seducido por la ciencia que menosprecia honores y dineros, los Romeos y Julietas
que abandonan el refugio de sus techos haciendo añicos normas y leyes sociales,
esos miles de almas -que siempre existieron y existirán- entregados a la causa
de ancestrales religiones o solidaridades admiradas.

Me pregunto si podrían vivir el uno sin el otro.
“Los niños cuando empiezan a jugar,
primero juegan y luego se van inventando reglas”, dices muy bien, Mariano. Reglas que enseguida algunos aprenden a conculcar: trampa -dicen
los otros-, habéis hecho trampa … ya no jugamos, ále!
Cuando esto presencian ríen los hermanos Seducción y Juego. Pero, ¿pueden hacer
algo por evitarlo? Dudo siquiera que lo pretendieran.
En fin, extenderme ya más y aquí … absit
a me!
Ojalá que el manto verde del dinero con que la Seducción
viene envolviéndonos a tantos y tantos en estos últimos tiempos torne pronto al
azul de otras felicidades nuevas.
Ellas nos impulsen a cambiar las férreas reglas impuestas
por los poderosos (y por ellos siempre conculcadas a gusto de sus egoísmos)
para que en el nuevo Juego establecido no pierdan tantos tantísimo en favor de
tan pocos.
Tantísimo!
A favor de tan pocos!
¡PERO QUÉ BIEN COMPRENDES Y TE EXPRESAS AMADO AMADOR!
ResponderEliminarALGUNOS defienden que el mercado es un juego...... que se ¡¡¡¡¡AUTOREGULA!!!!! (....... ¡jajajaja!!!!!!! “me se tronchan las entretelas de mi ser al descojonarme de risa cuando oigo cosas así”... ) igualito que los niños.
Yo creo que lo malo de los socialismos europeos es que han sido seducidos por eso del “JUEGO DE LOS MERCADOS QUE SE AUTOREGULAN”, y lo malo de los socialismos reales es que se se han quedado con el juego de que “EL QUE AUTOREGULA SOMOS NOSOTROS”, y quien ha ganado es el capitalismo puro y duro.
Como bien dices la seducción acaba siendo el dinero; pero porque los españolitos medios creímos que, una vez comprado el piso cuando el crédito te lo metían por los ojos, (menores de 50 y mayores de 40) o cuando ya está pagado, (mayores de 50) ya estaba resuelto el problema del dinero y que ahora podíamos dedicarnos a SER MÁS.
Y si antes de la fiesta, el banco te preguntaba cuál era tu capacidad de ahorro y tu te quedabas echando cuentas del mes, …. ahora te presentaba tu capacidad de endeudamiento teniendo en cuenta la millonada que AHORA vale tu piso.... para ofrecerte un crédito para.... SER MÁS:
- Por tener un coche muy guay entre los míos y los vecinos
- Porque me monto unas vacaciones que son la envidia de los idem
- Porque soy un guaperas de gimnasio que te cagas
- Porque invierto en.... que me dan más que.... idem
Etc.
Como tan certeramente describes: “divinos”.
¡¿Cómo no se iba a caer en la trampa?!