lunes, 8 de julio de 2013

PENSAMIENTOS AL ATARDECER (6)


PENSAMIENTOS AL ATARDECER (6)

La sexualidad y la vida

La sexualidad es vida, no solamente porque creamos personas  a través de los actos sexuales,  sino, también,  porque cada encuentro sexual es un canto a la vida, a la existencia. El encuentro  sexual es uno de los paradigmas  de la vida, de la actividad, de la alegría, independientemente de que sea un acto creador.

Sorprende que la Maquinaria eclesiástica, la Jerarquía religiosa, se haya opuesto tan sistemáticamente a la sexualidad, haya focalizado  el pecado en  el entorno del sexo y tenga una actitud agresiva hacia “lo sexual”.  ¿Por qué pretenden controlar de forma tan miserable todo lo relacionado con la sexualidad? ¿Es que no creen en Dios Creador? Según la doctrina católica ¿no nos hizo Dios personas sexuadas? ¿Por qué eso oposición tan ciega a la sexualidad? Da la impresión de que quieren enmendar la hoja de ruta  del Creador.

En todas las facetas de la vida necesitamos formación: En las dietas, en la actividad deportiva, en la convivencia, en la comunicación interpersonal… No podemos comer sin control, sin una dieta equilibrada, sin  una variedad de alimentos, para no hacer daño a nuestro cuerpo y, consecuentemente, a nuestra persona. Por supuesto, también  es imprescindible la formación en la sexualidad, para evitar errores y excesos que   puedan dañarnos o dañar al otro. La formación que hemos recibido y, seguramente, las que damos a nuestros hijos y nietos es escasa e insuficiente. Educar para tener una sexualidad liberadora y gozosa, centrada en la acción amorosa y alejada de tantos prejuicios, llenos de  temor.

Me produce tristeza que en temas decisivos, -ser buenos padres, ser ciudadanos comprometidos con la comunidad y su estado de bienestar, cuidar nuestra madre tierra,  respetar al otro buscando que nos respeten,…- hemos recibido escasa o nula formación. Igual en los temas  de la sexualidad.

Es verdad que hemos avanzado en temas relacionados con la sexualidad: Sexualidad como posesión del otro, los celos destructivos, la posibilidad de crear nuevas parejas, aprender a separarnos sin desgarramientos innecesarios, ser dueños de nuestro cuerpo… De todas formas, creo que los adultos actuales tampoco hablamos con seriedad y profundidad de la sexualidad. O nos quedamos en lo folklórico o sentimos pudor, porque la sexualidad es un punto importante de nuestra personalidad y no nos atrevemos a abrir esa puerta de nuestra intimidad.

¡Qué estupendo sería vivir la sexualidad como una expresión fantástica de la vida, porque la SEXUALIDAD ES VIDA!

2 comentarios:

  1. Eterna cuestión, Ernesto.

    En tus pensamientos vespertinos tiras a cañonazos, amigo, y no con pólvora del rey precisamente. Lo que más me sorprende y me gusta es que con palabras sencillas matas moscas. Qué digo moscas, dinosaurios!

    Por más que lo intento no logro recordar con exactitud una frase que se me quedó grabada, allá por los años sesenta, afirmando que la sexualidad era el eje o uno de los ejes (esa es mi duda) de la vida del hombre.

    Pasadas unas pocas décadas ya, me salió espontánea en cierta conversación al paso de no recuerdo ya qué, otra frase que sintetiza –creo yo- mi propia evolución en este vital terreno de la subsistencia humana: la sexualidad, Eduardo, no tiene mucho más que ver con la ética y/o la moral que el trabajo, el deporte o cualquier otra actividad; desde luego, yo la relaciono mucho más fundamentalmente con la higiene.

    Y pasado un tiempo, Eduardo me dijo: creo que llevabas razón en aquello.

    Y así fue como un buen amigo me dio la razón. Lo recuerdo porque no es un hecho habitual que mis amistades me den la razón. Ojo, no por ellos sino porque yo digo muchas bobadas pero me río bastante, jajajaja …

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  2. Es difícil de entender el afán que la Iglesia ha tenido (¿tiene todavía?) de arrancar la alegría de vivir. Con la sexualidad es una verdadera obsesión..Es triste que sea así.

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