jueves, 31 de octubre de 2013

MINKANDÁ, Cap. XIX (clip 00:54,61)

Cuadernos de un Gran Viaje
(transcripción cuasi literal)

 00:54,61
 

A veces pago servicios con 'bombones' (caramelos). Tenía yo un gusano alojado en un pie de varios días atrás sin saberlo, pero un jovencísimo y experimentado doctor me dice: "Mondele, espera aquí y no te muevas".

Estábamos ensayando y se fijó cuando me había quitado una deportiva y el calcetín para rascarme. Es una clase de gusanos que se te meten en la carne cuando menos lo esperas y crecen ahí a costa tuya. A Bibiche le ha sacado este mismo doctor el otro día uno de su redondito y precioso culo.

Volvió enseguida con una púa de espino. El escalpelo. La intervención  me costó 3 bombones. Sin dolor, eso sí. Se llama Erick, tiene 8 años (¿viste su foto ahí arriba?). Si ignorante de mí me llevo ese colega conmigo a España -alguna decimilla de fiebre, pie apenas inflamado, una ronchita de nada, tú caminas y tal-, se vuelven locos. En cualquier hospital. En su vida han visto semejante historia. Te dicen "vaya, hombre, pues sí que te has traído tú de África algo que, no sé yo. Vamos a ver, vamos a ver ...". Te ha picado una serpiente venenosa. O tengo la solitaria, ya te digo.

¿Sabes lo peor? que crece dentro de ti. Que dejas de ser uno para ser  dos.

No era broma, no. Tanto es así que mi amigo, el carmelita José Huerga -ese de 'dejadme en paz de bobaditas'- para celebrarlo abrió en la comida el vino más rico de cuantos probé en mi vida: un tetra-brik de Don Simón. Nada menos ! Y bien fresquito, eh ! Qué textura de vino, qué buqué, qué paladar, qué sabor, esencia pura de ... ummm ... ! Lo bebíamos en silencio, degustándolo. Oye, ¿no estarás pensando que es para menos, eh?

¿Caros sus honorarios? Qué dices. Mira, lo primero, hay que detectarlo. Luego, diagnosticarlo bien. Hay que ir por instrumental, perforar con precisión decidida y rápida para que no huya hacia dentro. Que no escape ! Debo a ese doctor mucho más de lo que le pagué. Créeme, de verdad.

Voy componiendo a la vez que ensayamos una canción con los (y las) incondicionales que me siguen como sombra a todas partes. Así consigo que se olviden por un rato de pedirme bombons. Sorprendidos de la marcha, del ritmo africano que imprimo, se fijan en mis movimientos. Improvisamos con las manos sobre cualquier superficie que retumbe a modo de tambor y cuando la letra dice 'bombom' entonces todos percutimos con especial potencia. Sin miedo. La letra en lingala dice así: 
(todos)  Pesa, pesa
pesa ngai bombom, pesa ngai bombom
pesa, pesa, pesa ngai ... bombom
chi chiuuu ... ta, ta, taaa
(yo solo en mbeti) kameni me bisá, kameni me bisá
(todos) soki yo okozala malamu
soki yo okozala malamu
kaka nde nakopesa bombom
 pesa, pesa, pesa ngai ... bombom
chi chiuuu ... ta, ta, taaa
 
(todos) Dame, dame, dame un bombón
dámelo, dámelo
chi chiuuu ... ta, ta, taaa
(yo solo en mbeti) no me da la gana, no me da la gana
si te portas bien, si te portas bien
entonces te daré un bombón,
te daré un bombón,
dame, dame, dame un bombón
chi chiuuu ... ta, ta, taaa

Cuando me los piden tres, cuatro veces seguidas -o sea, siempre- empieza el ensayo. Se divierten más que si les diera ya el bombón. Saben que finalmente lo tendrán. Son pacientes, constantes: astutos cazadores como tengo ya dicho.

Cuando sólo llevo conmigo un par de caramelos me piden concour. Yo tengo que escribir un número en un papelucho. Tratan de acertarlo. El que gana recibe un caramelo y queda eliminado para el último intento. Es lógico a la par que justo. Lo aceptan todos. Pero, ay amigo, cuando acaba la ronda, los que quedan sin premio agarran tal cabreo descomunal que tengo que salir disparado a mi habitación en busca de más caramelos.

Se me vienen a la memoria -lo intento pero no puedo evitarlo- escenas de hombre blanco en una olla, con leños ardiendo debajo y negritos danzando a su alrededor. Oh, no, qué miedo!

Manzanas, pollos y quimeras

PÚLSAME <
 

Kaikille Virtanen

Jos et ole nähnyt sitä vielä Rohkenen lähettää tämän videon kaikki seuraajat blogi, mutta erityisesti ystäväni Paco jotka löydän ilo keskustella Antwerpen joskus ottamalla yksi tai useita kahviloita. Ja harjoitella ranskan, hehe ...

Professori Virtanen

Por si no lo habéis visto todavía yo me permito publicar este vídeo para todos los seguidores del blog, pero especialmente para mi amigo Paco con quien me resulta un verdadero placer charlar en Antwerpen de vez en cuando tomando uno o varios cafés. Y para practicar el francés, jeje ...

Profesor Virtanen

Cuidados de la próstata

http://www.liveleak.com/ll_embed?f=bd6b41971375

miércoles, 30 de octubre de 2013

Jlr nos informa de un nuevo trabajo: su segunda novela.

Lo mejor es que consultes su web, allí podrás informarte bien.

Cuatro hermanas separadas por la obsesión de un padre que llevó demasiado lejos su amor por la música clásica, se reúnen precipitadamente en un momento crítico de la vida de su padre.
El encuentro hace posible que cada una haga participe a las otras sus avatares y al tiempo todas tratan de recuperar al padre que les hubiera gustado tener.
Los personajes del relato, que carece de narrador, cuentan los acontecimientos con su propia voz en primera persona.

La novela aparecerá por capítulos en esta web con periodicidad semanal.
También puedes comprar la novela completa Princesas entre cuerdas en formato .pdf
Cuesta solo 5 euros que serán entregados a Unicef España para uno de sus programas de ayuda a los niños.


viernes, 25 de octubre de 2013

El Dilema


"Ha esperado dos años para hacer público, 
previo sustancioso anticipo económico,
lo que nos debía a todos los españoles. 
A usted no le ha costado nada, usted ha escrito
 su dilema al fuego del salario del Consejo de Estado 
y demás momios que le corresponden por su cargo,
 excargo, o lo que sea. 
No tardarán en llamarle de una eléctrica,
 quizá la misma de la que ya cobra su exvicepresidenta. 
Pero usted no se imagina el frío que hace fuera, 
no se hace idea de las corrientes de aire que circulan
 por los patios desolados de este país en ruina"

(JJ Millás, El País, 25/10/13)

jueves, 24 de octubre de 2013

Una pregunta.

¿Por qué las víctimas del terrorismo, o mejor, algunas de las organizaciones de aquéllas tienen más predicamento político que las víctimas de otros delitos? Pienso, por ejemplo, en los hijos de madres asesinadas por su pareja, y ésta en la cárcel.

MINKANDÁ, Cap XVIII (clip 1:11,00)

Tengo para mí que a veces es más dulce la tristeza que la alegría.

Pero ¿quién puede medir eso? Alguien podrá decir aquello de que 'nada es verdad ni mentira, que todo es según el color del cristal con que se mira'.

En mi viaje al África profunda yo llevaba unos cristales de color especial. No tengo empacho en decirlo y, pasados veinte años, aún me congratulo de ello.

Un color que me facilitara -como ya dije- el reencuentro con aquellos ojos en los que yo me miraba y aquella sonrisa que me habían dejado no mucho tiempo antes.

Y mientras correteaba, trisca que te trisca por acá y por allá, me preguntaba a menudo si realmente los estaría encontrando.

Lo que sí constataba a medida que transcurrían los días y las horas era que me estaba volviendo a enamorar.

¡ Oh, cielos !
 
1:11

miércoles, 23 de octubre de 2013

Dedicación

 
Esta composición, dedicada a Ernesto Herrero,
demás tertulianos de aquella 'Brihuega' de feliz recordación,
y blogueros todos muy queridos, siempre recordados
desde estas redacciones y talleres capitalinos.

The Harlequin's Vineyard, TODAY

jueves, 17 de octubre de 2013

¿Qué nos librará de la corrupción?

Muy breve, y acabada de leer, interrumpo la lectura para transcribir una cita de Saint-Just en la primavera de 1794:
El Terror puede librarnos de la Monarquía y de la aristocracia, pero ¿quién nos librará de la corrupción?
Me he permitido cambiar "quién" por "qué" en el título, porque me parece una ingenuidad de Saint-Just buscar a alguien para acabar con la corrupción, y dejar la monarquía y la aristocracia al Terror.

Virtudes de siempre para tiempos nuevos

Hay que adaptarse

 
... y ser flexibles
 
 
O, ¿no ....?
No es que lo afirme, qué va. Más bien lo pregunto, oye.
Por charlar un poco.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Qué catarro más tonto, por favor!

Me he metido en la cama pronto. Creo que no serían ni las once de la noche. Cansado de moquear y aburrido ya de esperar a que se me pase. Pues nada, que no he cogido el sueño. Ya ves. No hay forma. Entonces me he levantado, he encendido el ordenador y he dado con esta foto de REUTERS que reproduzco aquí.

No por hablar de los 'e' o 'in'_migrantes sino por la foto en sí y sus personajes. Me llama la atención lo agradable de sus facciones. Alguna me resulta hasta guapa. Eso sí, la combinación de colores en su vestimenta, por decirlo con un eufemismo, llama la atención. Me acordé de inmediato de mi hija que ahora está de nuevo en Nottingham. No descarta la idea de hacer -en el futuro, claro, que ahora estamos a lo que estamos- un curso de Personal Shopping. Está deslumbrada. Viene desde no ha mucho descubriendo el mundo de la moda, del color, de la ornamentación personal. A lo que iba: si le ponen en sus manos a las protagonistas de esta (para mí, triste) imagen, las convierte en princesas en menos que canta un gallo.

Por cierto, lo gallos ¿seguirán cantando?

martes, 15 de octubre de 2013

GRACIAS

Por fin tengo un rato para decir algo sobre Brihuega, Mikandá, y la madre que nos parió.

Antes que nada agradecer las emociones que me procuráis viendo y disfrutando, con la imaginación, (Manolo dixit), de vuestra compañía aunque sea a tantos Kms. de distancia. Verdaderamente un día como el que habéis pasado en Brihuega no tiene precio ni desperdicio. Un recuerdo para las "sardinas iluminadas" y que no decaiga la fiesta. La envidia que me corroe no es suficiente para empañar el gozo que me produce veros en las fotos del reporter Manolo y leyendo las magníficas crónicas de Eduardo. Me encanta ver "espatarrados" los muslos de Amador, así como las orondas figuras de Paco y Ricardo y los jocosos y mordaces comentarios (imaginados claro) del Remigio y el Jose Luis acompañados del griterío del Goytre amenizado todo con la sonrisa permanente y la sal de los recuerdos de Ernesto.

Por cierto, Ernesto, la semana pasada pasé por tu pueblo y no pude menos que acordarme de tí. Íbamos en coche por tierras extremeñas (ida y vuelta) camino de la alta Castilla a recorrer el Canal de Castilla en bici.

Lo que digo: la suerte que tenemos que, como dice bien el reportaje de Brihuega, tenemos ganas de vivir y disfrutar de todo lo que tenemos que no es poco, siendo lo más importante la amistad. Tener con quien echar este rato escribiendo, o yendo unos días de excursión en bici (aunque ya la edad le deja a uno el culito hecho unas.... ) pero en fin sobre todo disfrutando de buena compañía con quien departir, compartir y reirse y gozar de la "natura".

Item más, que dicen los juristas; leyendo la "postdata" del Jose Luis se me vienen tantos recuerdos.... Me río porque al hilo de sus fantasías eróticas me vino a la mente el recuerdo de un paseo solitario por la finca de Aranjuez y en el monte de la izquierda mirando hacia la laguna de Ontígola en una ocasión "vi" a una pareja magreándose de lo lindo. No sé si llegó el tema a ser materia de confesión, lo que sí recuerdo es la risa que me dio otro día al ver que la "tal pareja" no era más de un arbusto con la forma "imaginada" que os podéis suponer. ¡Ah! y las películas ¡qué movimientos emocionales suscitaban en nuestras inexpertas mentes! Que podamos revisar estas vivencias con tranquilidad eliminando las "memeces" propias de la inmadurez psicológica, cultural, social etc. que entonces teníamos.... es un algo más que un "luxury cup of café con leche in Plaza Mayor". Al mismo tiempo la perspectiva con la que "contemplamos" el pasado y reflexionamos la actualidad y sus padecimientos.... Amigos, un tesoro. "Una mesa de paz bien abastada" que decía Fray Luis, (creo).

lunes, 14 de octubre de 2013

MINKANDÁ, Cap XVI (clip 02:34,13)

Transcripción literal de
Cuadernos de un Gran Viaje
 (Clip de vídeo:
abajo, al final)

Imposible. Posturas inverosímiles. No tengo memoria de haberme lavado todo el cuerpo en una palangana pero en Etoumbi no disponemos de agua corriente. Te asomas por la ventana, tiras el agua y tienes una veintena de ojos que te miran. Te sonríen porque esperan que les digas algo. Lo que sea, algo. Y el retrete un tabuco, oye. Chiscón enano: antes vas a un grifo -lujazo, mira- a llenar un cubo de agua. Colocas una toalla de baño y tienes una puerta. Es todo tan fácil ... ¿qué más necesitas, papel? si crees que viajamos sin eso no has sido nunca un 'blanco' allá.
 
Encendemos con mucho miedo una bombona oxidada (había estallado otra igualita un par de semanas antes): de milagro no murió un compañero. Nos preparamos una especie de macarrones a los que añadimos lo que tenemos a mano. Calentamos carne de gacela.


Resulta que Mamá Therése ha traído mandioca para comer en un sachet con sumo cariño. Qué ataque de risa cuando vemos a Mamá busca que te busca angustiada entre los bártulos de viaje. Le pregunta José:
 
- Pero, chica ... ¿qué buscas? Dice ella:
- Mi mandioca ... José se pone blanco.
- ¿No será una mandioca que acabo de dar a un pobre? Ahora ella se pone blanca (o sea, los ojos rojos).
- Eh, mi manioc ... ahora ¿qué como yo, eh?

Así que invitamos a Mamá Therése a compartir con nosotros unas pitanzas que alaba mucho (qué suerte que José regaló su manioc ) porque está todo pero que tan bueno!


Los nativos son muy expertos en apariciones. No los ves llegar, no trates de averiguar cómo ellos ... déjalo, no pierdas tiempo. Merodean sin cansancio con algún tipo de recado importante a las horas de la comida. Ríen mucho, hacen gracias, ceremonias mil. Acaban desayunando con nosotros o comiendo algo en un plato mientras se dilucidan "muy trascendentales asuntos".

Oh, sí, de vida o muerte.
 
En la casa parroquial de Etoumbi tampoco hay luz eléctrica. Aprovechamos la batería del coche para encender un par de tubos fluorescentes. Comparada con el resto del poblado, la casa es de alto standing. Mamá Therése me enseña todo Etoumbi, 11.000 habitantes. Ambiente mucho más cosmopolita que el de Kellé y la gente no tan "cazadora",  de mente más abierta, más moderna. Dónde va a dar!
 
Recorro las salas de un hospital. Me introducen en una habitación en la que yace un viejo muy enfermo: el olor a carne podrida me resulta imposible de soportar. Aguanto el tirón como puedo, lo saludo y le deseo pronta curación. Hay dos mellizos con su mamá al lado en la maternidad (las llaman mamá mapanza). Mamá Therése les regala dos pastelillos hechos por ella que ha traído para ir vendiendo por el camino a 10 Fr. CFA (4 PTA). Deposita unas monedas en un frasco de cristal porque da suerte. No hacerlo acarrearía disgustos inimaginables para un mondele (blanco, siempre se dirigen a mí así). Tú no tienes que hacerlo, mondele -me dice-,  a ti no te afectan estas cuestiones de mapanza (!).
 
Después de cruzar el Likouala en una plataforma de hierro flotante accionada por un sistema arcaico de cables, nos dirigimos a toda velocidad a Mbomo por buena pista. No queremos llegar de noche. Con cuidado pero lanzados, a más de 30 km/h. En África muere más gente en accidentes de tráfico que de sida, malaria, etc., y cuando ocurre uno de ellos salen huyendo despavoridos en cualquier dirección. Lo de menos es hacia dónde.

Vamos en silencio, a esas velocidades es preferible.

 
Nos hospeda en su casa una mujer con hijos y separada (es decir, una mujer como la mayoría de ellas).  Sin luz, sin agua, sin camas (como la totalidad de ellas). Lo primero lo solucionamos con velas. Lo segundo con bidones que traemos desde Kellé. Lo tercero con dos catres plegables que viajan con nosotros por si se avería el todoterreno y te pasas una noche –o dos- al raso esperando a que pase por ahí otro loco como tú: hay locos, claro que sí, pero de esa clase apenas existen y encima apenas viajan.

La casa en cuestión es un almacén destartalado de esos que se usan para trastero de casa rica de campo. El techo, de latón (tôle, dicen en francés). Los cinco hijos de la mujer abandonada por su marido comían en el suelo del pasillo o en minúsculos taburetes. El único mueble de toda la casa es una mesa muy grande con bordes de tipo isabelino (!). Mientras comíamos sin remilgos ni miramientos y como se podía sobre dicho mueble desvencijado -aunque palaciego-, he aquí que se asoma un pobre por uno de los ventanucos.
 
Decir un pobre es no decir nada. Te  puedes imaginar. Aquí todos son pobres, todos piden más o menos, con mayor o menor sutileza. José, que ya lo conocía, trata de entretenerlo. Le da palique a ver si se marea y se marcha Qué ingenuo pareces a veces José, o que ya sabes demasiado. Al fin, le regala nada menos que ... una lata de sardinas !

Vaya pedazo de regalo. Por una de esas latas te acuestas con la más guapa del lugar las veces que te de la gana. Todo un tesoro, lo sé y tú créetelo.
 
Pegajosos hasta dejarlo de sobra. Como no tienen nada pues así son. José se cabrea, los echa, los aparta. Ya no sabe dónde meterse, les habla en castellano para que no le entiendan, les dice que no y que no. Luego, que bueno ... anda, toma.
 
Cada vez que llegamos cansados, polvorientos y sudorosos del tío-vivo incierto de una pista y empezamos a de­sempaquetar nos rodean alborozados: se presentan con muchos saludos, apretones de manos. Siempre llegan muchas ancianitas a pedir confesión. Me agarran del brazo. Es su forma de saludar:
 
Mbote, mbote na yo, mondele, sango nini, ozali nini. Tala, mpio mingui awa (hola, blanquito, hola, ¿qué tal, cómo te va? Ya ves el frío que hace por aquí ...!): 22º, para ellas un horror.


Algunas vienen a que José les de un rosario de plástico. Ya no pueden, es que no pueden estar más tiempo sin ellos; así  no hay quien viva.

Aquellas tienen gran urgencia: un escapulario pero ya mismo.

La otra, que me bendigas -por favor te pido- esta botella de agua.

La de más allá, que vengas a toda prisa, pero corre, que mi choza está lo que se dice abarrotadita de espíritus.

Unos -del consejo parroquial-  que a ver cuándo se pone en marcha una cooperativa. De lo que sea, da igual.

Este, que -por lo que más quiera, por el mismísimo Dios vivo- necesita una plaza en la baca del coche pues ha de visitar a un -supuesto, falso- pariente enfermo.

- Pero, chico, ¿dónde está tu pariente?
- Y yo que sé, ¿por qué tengo yo que saberlo, a ver?, pues ya me enteraré por el camino. Vaya problema ...!
 
Mira, oye, José ya no puede más. En perfecto castellano, nada menos que del reino de León, explota gritando:
 
- ¡Dejadme en paz de bobaditas, eh! ... dejadme en paz de bobaditas!
- Jaaa, ja, jaaa ...!

Una estruendosa carcajada estalla espontánea. Mon père se ha enfadado un poquitín. Claro, está muy cansado del viaje. Es por el viaje, sí, sí. Pero nos ha dicho a todo que sí! Qué bueno es mon père, qué buena suerte nos trae siempre mon père.
 
Volviendo al asunto -muy crucial, trascendente si alguno lo es aquí- de las sardinas enlatadas. Los espabilados hijos de la dueña de la casa no quitaban ojo a la latita de marras. Atentos a la operación y  aguantados para no espantar la pieza ni despertar sospecha. En cuanto el pobre tonto se aparta del ventanuco con su tesoro en las manos -repito, tesoro-, fiuuu ... dispara­dos como cohetes, oye.

Lamentos, quejas, protestas ahogadas, cuatro patadas ahí fuera ... pim, pam ... pim, pam.

Se acabó. Silencio sepulcral. Ni el vuelo de un mosca se oye. De verdad. Diez segundos mal contados. Todos otra vez de vuelta en el pasillo: no ha sido nada, tranquilos todos.

Los veo sentadi­tos ahora ya, tranquilos ellos, trajinándose la susodicha lata. Cuidado, calma y esmero, que esta clase de reparto ha de hacerse muy bien o acarrea problemas. Cuando por la noche les pregunto por su acción de comando operativo bien entrenado, me contestan sorprendidos que todo lo ocurre en su casa -o en sus extensos, muy extensos alrededores- es controlado por ellos (que es para ellos, vamos, hablando en plata; y ni mon père ni ma mère que valgan).

Otro ejemplo más de su muy alta preparación cinegética ya desde jovencitos.
 
Al anochecer asisto a una misa en una medio iglesia a medio hacer. O que me dicen que es la iglesia. Es igual, lo que sea. Como no hay dónde sentarse, permanezco en pie. Pero una mujer me acerca enseguida un ladrillo que tenía ella para sentarse. Con una sonrisa le doy las gracias. No puedo aceptarlo. Pues faltaría más, hombre. Voy yo a ... ¿Sí? que te lo has creído: Eva-Blonde -que ha venido desde Etoumbi con nosotros, hija de Leoní-  me advierte de inmediato al oído:

- Oh, no, no hagas eso, mondele, sería un desprecio fatal, siéntate.
 
A la salida me dicen que vendrá con nosotros al Parque Nacional de Odzala. Me alegro porque es muy coqueta, seductora. Ha estado en Bulgaria y Rumanía cuatro años con una beca para aprender patinaje sobre hielo (!) y está loca por regresar a Europa. Sólo espera que su padre le envíe el dinero del billete. Él está separado de su madre y vive en cierto paraíso europeo.
 
Acababa yo de tener precisamente una conversación muy reveladora con su madre -Leoní se llamaba- en Etoumbi. Me pareció una mujer atractiva. Le mostraba yo la separación que observaba tan radical entre hombres y mujeres en el Congo en general, y allí mismo donde nos hallábamos hablando en particular.
 
- Mira, veo ahí a tus amigas todas juntas, y aquí enfrente a los hombres.
- Sí, es la costumbre.
- Pero en el matrimonio también funcionáis así.
- Sí, nosotras servimos al hombre.
- Vosotras sois cristianas.
- Claro.
- No tan claro, el cristiano sirve por amor. Entre esposos es lo mismo. Se me queda mirando perpleja.
- Ese amor del que hablas es cosa de intelectuales. He oído hablar de esa forma de quererse. Sé lo que dices, pero eso es para 'intelectuales'.
- ¿Piensas que Jesucristo hablaba para intelectuales?
- Oh, no, para gente sencilla.
- ¿Entonces?
- Está bien, de acuerdo. Te lo confesaré: nos sentimos sus esclavas. Las mamás ya muy mayores, no. Pero esas amigas mías que están ahí sentadas te lo reconocerían todas si se abrieran a ti. ¿Qué podemos hacer? Es la tradición.
- Quizá podríais luchar contra ella puesto que además no es cristiana.
- Luchar ... ya, luchar…
 
No olvidaré nunca la mirada con que hemos cerrado esta conversación, mezcla de cariño inmenso, gratuito. Y a la vez un abrazo hondo, muy personal, un grito mudo de socorro. Joder, lo que me ha dolido esta mirada. De las que te dejan cicatriz, coño. Había hablado en Etoumbi con una niñita muy dulce, muy pausada: resulta que era hija de ella y de otro padre distinto. Se llamaba Leoní esta mujer como digo, en fin.

Esta noche en Mbomo intento conciliar el sueño tumbado sobre mi catre portátil en aquel cuartuco. Atento al susurro de los hermanos y hermanas de la casa que entonan a coro melódicas oraciones antes de dormirse, run run sss ...  run run sss ... run run sss ...
 
La tenue lumbre de una lucecilla que cabrillea desde el pasillo en una lamparilla de petróleo se filtra oscilante por entre las rendijas de unas tablas que hacen de puerta del negro cuchitril. Cuchitril y negro. Esa noche my home, sweet home.

De madrugada saldremos para un safari de ojeo. Excitado más que agotado por el cúmulo de vivencias venidas y por venir, ya es que no puedo más: caigo, al fin, profunda, muy profundamente dormido. Mañana amanece temprano.
 
 Y tú, si has llegado hasta aquí, relájate un poco también.
 
Anda, escucha y mira, que

"los ojos siempre son niños",

como decía la anciana madre de mi buen amigo Filo
 
02:34,13