Unos días antes de mi despedida profesional tuve que hacer una intervención en la CEOE a propósito de la legislación vigente en los sistemas fotovoltáicos en España. Aproveché la ocasión para enfatizar que era hora de oportunidades, no de oportunistas. Acababa de promulgarse una drástica reducción de unas equivocadas subvenciones que primaban las fotovoltáicas. Animaba con ello a los empresarios a invertir con espíritu responsable en un sector de connotaciones tan positivas como es la energía renovable.
Hace poco he leído innovaciones tecnológicas en el área de producción de las placas fotovoltáicas que las hacen más económicas y mucho más productivas. Noticias de esta índole me llenan de ilusión y de esperanza porque me hacen lectura de grandes remedios a nuestros grandes males. Conseguir una energía limpia, no contaminante, a muy bajo costo, con el patrocinio de la generosa madre naturaleza, esta vez el sol, me hace soñar con que los sedientos tengan agua y los hambrientos sacien su necesidad de alimento, los que pasan frío calienten sus hogares. Verdadera bienaventuranza para este desequilibrado mundo a partir de una inagotable fuente que no sea cicatera con unos y reparta su bienestar a todos con la superabundancia que sobrepase a los que quieran acaparar su producción.
Espero que la ciencia avance rápidamente en este sentido y nos aporte grandes soluciones, como lo ha hecho tantas veces.
El conocimiento de nuestro mundo es la clave de nuestro bienestar, marginando las veleidades socio-políticas de cuantos enredan en los foros de los debates
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