sábado, 23 de agosto de 2014

Sueño y ensoñación.

Antes de seguir con mis sueños. Me surgió la duda, en el viaje de vuelta de Lisboa al volante, sobre la diferencia entre "sueño" y "ensoñación". Según el dicc. etimológico de Corominas y Pascual:

SUEÑO, del latín SOMMNUS ´acto de dormir´, con el cual vino a confundirse en castellano el latíno SOMMNIUM ´representación de sucesos imaginados durmiendo´.

En el diccionario latino hay cuatro términos relacionados con el tema:

INSOMNIUM, -ii, neutro: sueño, ensueño, visión.
INSOMNIA, -orum, neutro plural: insomnio.
SOMNIUM,- ii, neutro: ensueño (acción de soñar y dormir)// Quimera, extravagancia, fantasía.
SOMNUS,.i, masculino: sueño, acto de dormir. (poético: noche, muerte).

Según el Corominas y Pascual, en castellano se confunden somnus y somnium. Y ensoñación queda, como mucho, reducido a un uso culto y latinizante.

Mis post en el blog JubJub intitulados "fenomenología" de sueños recogen, creo todos las variantes latinas. Porque hace años que no tengo sueños durante el acto de dormir, pero son, o lo pretenden, bastante más que una mera ensoñación o fantasía. Ni siquiera aceptaría que se calificaran como utopías; y si se quiere ir por ese camino, aceptaría que se los considerase "eutopías":

La primera persona en utilizar la palabra Utopía fue Sir Thomas More, Tomás Moro, en el conocido libro de este título que escribió y publicó solo un año antes de las noventa y cinco tesis de Lutero. Moro acuñó esta palabra tomando la raíz griega que significa "ningún lugar". y desde entonces ha tenido el sentido, en todas las lenguas,  de una obra donde se describe un Estado ideal. El adjetivo utópico ha adquirido también la acepción de "inviable", pero lo que esto implica no ha impedido idear sociedades felices a otros escritores después de Moro. Escribir utopías es una tradición occidental, y se encuentra en otros géneros además de los relatos explícitos de países imaginarios. Todo tratamiento extenso sobre la justicia social, desde Platón hasta Marx y los tratados de Rawls en nuestros días, tienen una similar connotación. ¿Por qué no llamarlos eutópicos, alterando el prefijo griego para darle el significado de "lugar bueno"? "Eutopías para l euforia" podría ser el lema de todos estos escritores, incluídos novelistas, como veremos.

(BARZUN, Jacques, Del amanecer a la decadencia. 500 años de vida cultural en Occidente (De 1500 a nuestros días, Taurus Historia, Grupo Santillana de Ediciones, S.A., Madrid, 2001, página 195).

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