martes, 19 de julio de 2016

18 de Julio: Oremus


"La Guerra Civil es una cesura abierta brutalmente en la sociedad española que hoy debería estar cerrada; pero no lo está. La ley de memoria histórica intentó suturarla, con poco éxito; para una parte del espectro político (derecha), el que los descendientes de los fusilados en masa sobre las cunetas y descampados reclamen un funeral para los exterminados provoca la resurrección de los fantasmas del pasado; nadie se acordó de ectoplasmas cuando durante cuarenta años se impusieron sobre mármol y vocearon por las calles los nombres de los muertos propios. Quizá el 18 de julio de 2036 la fisura esté, por fin, cicatrizada. Oremus"
(Jesús Mota, elpaís.es, 19/07/16)

2 comentarios:

  1. Acabo de ver el cartel; unos minutos después ya no está; es una pena, salvo que se puede reparar. Como todos sabemos ya, en julio del 36 se produjo un golpe de estado por parte de altos mandos del ejército, amparados por las derechas. El gobierno republicanos, el legítimo, no pudo, o no supo, parar el golpe, y en octubre-noviembre comenzó la guerra civil. Las formas ideológicas planeadoras fueron difuminando la historia real de la dictadura, hasta hacerla asequible a una mayoría de los españoles a cambio de poder vivir en una democracia. Casi cuarenta años después nos encontramos entre las manos, por lo menos, dos asuntos pendientes; uno, que no se hizo justicia con los republicanos al desaparecer la dictadura de las primeras páginas, porque los herederos -o eso se creen- de los "logros" de la dictadura siguen mirando hacia otro lado. El otro, es el que un texto constitucional que pretende el biparidismo, huyendo del multipartidismo de la segunda república, ha sido forzado por los votos de los ciudadanos, lo que nos lleva, sin ser la fuerza del destino, a un desconcierto, y su solución pasa por recomponer el sistema de partidos de la constitución.

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  2. "El lunes pasado se cumplieron 80 años del golpe de Estado de 1936 y no quise conmemorar un aniversario tan siniestro. Prefiero celebrar hoy, con retraso, el 19 de julio, la respuesta del pueblo español a los golpistas, la decisión de resistir, en defensa de la República y la democracia, que convirtió a nuestros antepasados en los primeros europeos que tomaron las armas contra el fascismo. Ese es el aniversario que debería recordar con orgullo el Estado español desde hace décadas, un aniversario equivalente a los que celebran otras democracias europeas desde 1945. En la situación a la que nos han llevado las elecciones del 26-J, las consecuencias de la amnesia institucional consagrada por la Transición se hacen muy evidentes. Las ambigüedades de un proceso que pretendió construir una democracia madura desde la nada, confiándolo todo a la autocomplacencia y la soberbia de unos cuantos autoproclamados padres de la Patria, son responsables de que en nuestro país no existan las virtudes públicas. Cultivar la ética y la responsabilidad de los políticos es muy difícil en un Estado que nunca se ha atrevido a romper expresamente sus vínculos con la sangrienta dictadura a la que sucedió. Así, los corruptos permanecen en el poder, todo se compra y se vende, los escándalos se sofocan, las culpabilidades se diluyen y los españoles somos expertos en andar de puntillas, sin levantar jamás las alfombras para mirar qué hay debajo. Podríamos haber tenido un país mejor. Habrá quien diga que tenemos el que nos merecemos, pero no es cierto, porque las cosas nunca pasan porque sí, ni en 1936 ni en 2016. Me habría gustado despedirme hasta septiembre con una columna más agradable, pero termino ésta deseándoles el mejor verano".
    (Almudena Grande, El País)

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