Desde
este punto de vista, al-Andalus no pertenece a la “nación árabe”, como algunos
teóricos de esta ideología vienen insistiendo machaconamente con el aplauso de
quienes tal vez deberían saber mejor lo que se traen entre manos, ni es la
contra-identidad islámica sobre la que se forjó la “nación española”, como los
defensores de las esencias patrias intentan irresponsablemente hacernos creer
en estos tiempos de mezcla de culturas. Simplemente se trata de un ámbito histórico
a la espera de ser reclamado por todos aquellos que pretendan tener una
conciencia crítica del pasado. Desde
este punto de vista sigo creyendo que el estudio de la historia, desprovisto de
falsas atribuciones y de engañosas utilidades para el presente, es un conocimiento
transformador. En él no hay ni espejos, ni identidades; simplemente hay
mudanza. Conocer esa mudanza y ser conscientes de ella es lo que nos ha hecho
lo que somos y lo que esperamos poder llegar a ser.
(MANZANO
MORENO, Eduardo, Conquistadores, emires y califas. Los Omeyas y la
formación de Al-Andalus, Critica, Barcelona, 3ª reimpresión, mayo 2016,
pág. 23. La primera edición es de 2006.)
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