Reflexiones en torno a la película El árbol de la vida
El árbol de la vida aporta un conjunto de metáforas visuales sobre el sentido de la vida, con un cierto trasfondo religioso en su cita del paciente Job, y preguntas sobre la posible existencia de un ser supremo, de dios.
Las imágenes de la creación del universo y del punto diminuto de nuestro planeta invitan a una reflexión sobre el sentido del mundo, o mejor, si el mundo tiene algún sentido, un mundo pre-existente a la humanidad y al que nosotros, pequeños epígonos del universo, queremos dotar de sentido. ¿El planeta Tierra terminará en unos años o siglos, llevándose consigo la civilización y pasara a formar parte de la materia, la anti-materia o lo que sea?¿ la inteligencia y la sabiduría humanas serán capaces de hacer algo para demorar esa destrucción o perecerá cuando la Tierra se destruya? ¿y qué será de la cultura y las obras humanas producidos en el largo ínterin entre el momento inicial y final? ¿ o habrá otras tierras donde emigrarán en un formidable éxodo los terrícolas de aquel momento?
Entonces ¿qué sentido tiene los logros del hombre a lo largo del desarrollo de la humanidad? Un desarrollo lento según nos dice la teoría de la evolución hasta la aparición del homo sapiens sapiens, que tardó varios miles de años en crear el lenguaje y los conceptos abstractos hasta poder preguntarse para qué estamos en el mundo. No hay sentido fuera de la sociedad, sólo existe el sentido que las personas queramos dar de nuestra existencia.
Puede que los llamados hombres de las cavernas empezaran a hacerse preguntas que nuestros antecesores animales nunca tuvieron la capacidad de interrogarse, y todo aquello que les parecía inexplicable lo atribuían a fuerzas exteriores a ellos mismos y al mundo en el que vivían.
Mas adelante diferenciaron las fuerzas del bien de las fuerzas del mal, puesto que sería contradictorio que una persona buena fuera asesina a la vez y viceversa, y alguien idearía el concepto de dialéctica se para explicar que los grises eran mezcla del blanco y del negro, y que las personas podían ser una mezcla de dioses y demonios, entendiendo que los primeros eran los buenos y los segundos los malos.
En definitiva, se trataba de entender el mundo, de ser capaces de encontrar un sentido a la impotencia, el dolor, el odio, la agresión, el sufrimiento…
Pero lo peor era aceptar la idea de la muerte, de la finitud, de la limitación, y la fantasía humana creó los cielos sempiternos, los dioses buenos que salvarían la humanidad, la resurrección de los muertos; pura fantasía que la ciencia vino a desmontar aunque siempre con un amplio margen para la duda; la ciencia no podía afirmar ni negar la existencia de algún dios, abriendo un resquicio a la duda, a la incertidumbre, ¿y si fuera posible que…? Mientras existía la duda, había esperanza, esperanza de que los millones de personas que han pasado y pasan por el valle de lágrimas del planeta tierra padeciendo hambre, sed, enfermedades, miseria, tuvieran la posibilidad de algún consuelo de que tras una vida lastimosa llegaran al paraíso de la felicidad sinfín. Freud fue terriblemente lúcido cuando asestó un golpe a este narcisismo capaz de crear dioses y cielos al afirmar que la religión es una ilusión y no hay nada mas.
¿Qué nos queda? Volver hacia el aquí y el ahora, y sabiendo de donde venimos, la historia, ayudar a crear una sociedad mejor, solidaria, con un mínimo de condiciones de supervivencia, que sabe compartir, que procura el desarrollo equitativo de la persona, que propicia una cultura de goce de la naturaleza, del arte, de la ciencia, de las relaciones entre las personas y entre los grupos con independencia de cualquier otra consideración, del cuidado y amor por otras personas y en particular de los niños, que promueve aspirar a momentos de felicidad. El sentido de la vida es algo que se construye entre todos y cada uno de nosotros. Buscar la inmortalidad es una ilusión, aunque pensar que todo se acaba, y nosotros también, puede ser una crueldad.
El desarrollo del cerebro y la aparición del lenguaje y la cultura quizá sean los culpables de que nos creamos y ansiemos la eternidad en un paraíso idílico, pero ha llegado el momento de que dejemos de buscar fuera el sentido de nuestra existencia, porque sólo perviviremos en las obras que hayamos sido capaces de dejar para la posteridad. Todavía hay tiempo pero no nos engañemos, un día desapareceremos y no volveremos a contar lo que pasa en la otra vida, porque no existe otra vida.
La película posibilita tus comentarios y otros muchos, por supuesto; porque la pregunta es ¿el sentido de la vida? Y no tiene respuesta (Camus, por ejemplo, sin ir muy lejos.
ResponderEliminarPero hay, al final de tu digresión, unos datos importantes; en el último párrafo: lenguaje y cultura. En el último libro de Damasio "El cerebro creó al hombre", se defiende la aparición de la autoconciencia (Gz. Caffarena) gracias al lenguaje y a la memoria, y la autoconciencia es la que puede dar origen a la cultura.
He visto la peli y lo que más me ha gustado es que no es una simpleza, empezando por la belleza de las imágenes del principio. Quizá un exceso como película, pero una gozada estética.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Eduardo que pueden surgir muchas preguntas. A mí sinceramente lo que haya dicho Freud no me dice mucho, porque por contra Descartes y Leibniz decían otra cosa y a mí como pensadores me parecen bastante más profundos que Freud. No tengo nada contra Freud pero lo encuentro verdaderamente pasado y en esa línea de ciencia actual claramente prefiero a Damasio, quien, por otra parte, y no es casualidad, plantea el problema "En busca de Espinosa" que he leído y creo que es muy interesante.
Para mí la gran pregunta que he intentado aclarar de manera general es: ¿Creemos en Dios porque es evidente? o ¿es evidente porque creemos en Dios? Y la respuesta no la tengo tan clara y eso es lo que me gusta de la cuestión. El padre (de la peli) ¿es Dios o se lo cree? ¿por qué se cree o de dónde toma el papel de "padre"? Preguntas que al menos como respuesta deberían tener un "oscar" para el chaval.
Lo que tengo claro para mí es que primero es el creer y segundo la evidencia; y donde no hay creencia no puede haber evidencia, ni de sí, ni de no. Y entonces la cuestión es: ¿a qué problemas responden el hecho de las creencias religiosas? Y si tales creencias son útiles ...... o inútiles..... ¿cómo podremos tomar una postura social y cultural? (Nota 104 de "Evidencia (filosofía)". ¿Qué alternativas de creencias útiles (y ¡creíbles! por su eficacia, que esa es la cuestión) podemos ofrecer culturalmente diferentes de "lo religioso"?
Ciertamente si se cumpliesen los Derechos Humanos y estableciéramos una Seguridad Social Mundial..... podríamos tener muchas papeletas para una creencia "ciudadana" en una sociedad verdaderamente cosmopolita, como pretendía Kant.
¿Qué os parece? Pero eso entra dentro de un orden de valores morales, como dice Mayor Zaragoza en el texto que publico en la entrada siguiente. ¿Yqué son las creencias morales? ¡ostia tío, qué pasada!
Mi tesis: evidenciamos conforme a nuestras creencias. No creemos lo que evidenciamos. Y ya no sé qué más decir. Intento exponer estas cosas en wikipedia en artículos como: Conocimiento, verdad y evidencia (filosofía). Y ya me gustaría recibir comentarios y rectificaciones de gente como vosotros para bien y mejora de dichos artículos que la wiki es libre. Y mirad el nivel de visitas que tienen algunos artículos de esos para valorar la importancia que puedan tener.
No dispongo ni de creencia ni de evidencia; luego no sé qué es primero. Por eso ni siquiera llego a ser agnóstico ante la pregunta sobre la existencia de dios o dioses. Mi respuesta es únicamente "no", sin más. Porque estoy convencido de que a los dioses y a Dios nos lo hemos inventado los hombres, uno de los más grandes inventos de la humanidad, si tenemos en cuenta la cantidad enorme de preguntas que ha respondido y sigue respondiendo; el problema es que siempre responde desde la imagen.creencia que cada uno tiene de su dios.
ResponderEliminarSi los hacedores de la peli pudieran entrar en este debate , seguramente se asombrarían de lo que sus imágenes pueden provocar. Ellos solo querían hacer una película muy bonita, muy lenta,muy estéticista, que plantease algunos temas. Para mi el más importante que plantean, la existencia o no de la familia, el papel de cadas miembro de la familia, si sobrevivirá el modelo tradicional de la familia, si la educación familiar debe jugar con dos barajas.
El origen de la vida, científicamente, ya se cocnoce. E insisito con Mariano en los libros de Damasio. El el último, el que citaba yo, cuyo solo titulo es muy bueneo "El cerebro creo al hombre", está lleno de sugerencias, teorías, posibilidades, partiendo de lo que hoy se sabe de cómo funciona.
Debí haber puesto “simples reflexiones” o quizá mejor “reflexiones simples”, pues fue sentarme en la butaca, comenzar la película y empecé a sentir emociones y reflexionar al tiempo. Del resto de la película no he hablado.
ResponderEliminarMe parecía que eran sensaciones y pensamientos compartibles.
Pero al releerlo me he dado cuenta del tono un poco solemne e incluso escatológico, y pido perdón; debe ser cuestión del cambio de década que está al caer. No he pretendido sentar cátedra, ni una elaboración filosófica, ni nada por el estilo.
Pero me sigue gustando Freud, debidamente tamizado por la filosofía del lenguaje de Oxford, y me gusta mas literariamente en la versión castellana.
Prometo leer a Damasio para la próxima vez, no sea que tenga que ir al rincón de la clase por no haber releído a Descartes.
De momento eso es todo, y agradecería cualquier sentimiento, percepción, u lo que sea, sobre vuestro sentido de la vida y de esta nuestra última etapa.
Yo también vi la película, pero me aburrió. Acababa de ver este verano otra de Clint Easwood, titulada "Más allá de la vida", que me interesó algo más. No he leido nada de Damasio, pero sí de Eduardo Punset, con el que estoy de acuerdo. Un grafitti citado por él dice:"¿Hay vida antes de la muerte? Precisamente ha organizado en Madrid un encuentro abierto de científicos y divulgadores con el público del 17 al 19 de octubre en el Palacio de los Deportes. Yo me declaro ateo y pienso que quizás la evidencia va por delante de la creencia. Estoy leyendo, por no decir que devorando, la Historia de la decadencia y caida del Imperio Romano de Edward Gibbon, donde aclara el papel del cristianismo en ese proceso. Hay quien relaciona también el declive de EE.UU. por sus guerras y su religiosidad.
ResponderEliminarFilósofos estáis, vive Dios, ¿no coméis?
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