Nos, piadosamente y eligiéndote, Rouco Varela, obispo de Madrid y queridísimo hermano en Cristo,
Hemos meditado una misión de la máxima
importancia en la confianza de que sabrás llevarla bien a cabo:
Vestirás una ropa muy humilde (pide alguna prestada para ello) y habiendo efectuado tres días antes
ayuno y abstinencia, desprovisto de anillo y báculo, llamarás a la puerta de tu
Parroquia de San Carlos Borromeo (cuya dirección en Madrid conoces muy, pero
que muy bien) y suplicarás con humildad te hagan el inmerecido honor de permitirte
la entrada.
Pedirás arrodillado perdón
por las bestialidades sin cuento y sin nombre con que –esto mismo dirás!- les
has vituperado. Luego, hambriento como acudirás allí, sacarás de entre tus
harapos una escudilla para que te echen un par de cazos de garbanzos –o lo que
tengan para comer los emigrantes que a diario acogen- y alivies así
tu hambre y sed de justicia sentado en medio de los príncipes de este mundo.
Nos lo hicimos en nuestra
juventud y nos sentó de puta madre.
Tuyo siempre affmo.,
Francisco
Obispo de Roma y de los Santos Gestos
A.M.D.G.
Nota que A.M.D.G. significa Ad Maiorem Dei Gloriam (A la mayor gloria de Dios), divisa de la Compañía de Jesús.
Piedad Molina, dice:
ResponderEliminarSugerencia: améndadlo un poquito, (no sé si esa palabra que me ha salido tan espontáneamente, 'amendar', es castellano o me la invento yo...). Retocadla y mandádsela. De verdad, como anónimo, claro. Vuestros genios arlequines os irán guiando.
Un abrazo,