martes, 22 de julio de 2014

Allí aprendí a no achicopalarme

Teníamos un himno que decía así:


La pureza en los ojos
y en la frente el afán,
caminamos seguros, Señor, ante tu altar.

El campamento de María Inmaculada
hará de nosotros atletas del Señor.

Cristo pide soldados
y nosotros seremos
los quijotes de España
en las huestes de Dios.

Seguía pero no me acuerdo. Lo cantábamos en formación, uniformados y entrando a paso marcial en Rascafría -la BBC graba ahora allí la serie Refugiados- en los años cincuenta del pasado siglo. Entonces sí que estábamos bien refugiados. Ya te digo. Pero lo que son las cosas, oye, los de la Acción Católica de entonces me enseñaron a no achicopalarme: a no arrugarme ni echarme para atrás ante las dificultades.


Y triscando por aquellos riscos del desfiladero del Diablo me entró el gusto por la escalada y mi afición al buceo.

1 comentario:

  1. No es necesaria la flecha para reconocerte, a pesar de los meses y días pasados...Los himnos de aquella época...Los hay peores...Pero aquí estamos y, encima, disfrutando de la escalada y el buceo, sin achicopalarte..

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