domingo, 22 de octubre de 2017

Nacionalismo y patriotismo.

A continuación transcribo unas línea del libro que se cita al final, porque creo que ayuda a determinar y denotar límites a estas dos realidades. 

Nacionalismo y patriotismo.
El factor “anti” es una de las diferencias principales que existen entre el patriotismo y el nacionalismo. El primero puede existir por sí mismo y el segundo necesita de un enemigo, y si no lo tiene, lo fabrica. Se confunden habitualmente el uno y el otro, pero no pueden ser más distintos. El primero es un  amor generoso y sin posesión, mientras que el segundo le dice al objeto de su amor “eres mía o de nadie; de ahora en adelante, yo decidiré cómo tienes que ser y lo que te conviene”. El nacionalismo es enemigo siempre de la diversidad y confunde intencionadamente diferencias de opinión con traición. Hay un último rasgo que los distingue. El nacionalismo suele servir de trampolín a un grupo que por medio de él consigue riqueza y engrandecimiento social, mientras que el patriotismo no reporta beneficios, sino más bien disgustos y esfuerzo. El uno es victimista por naturaleza y fabrica enemigos; el otro se muestra en sus sacrificios. Aunque suele ir el lobo disfrazado de cordero, estos tres rasgos suelen ser suficientes para diferenciarlos: el enemigo creado, la posesión y el provecho. El nacionalismo es una enfermedad que, como las tercianas, reaparece una y otra vez en Europa. A ella se debe la mayor parte de las desgracias. La hispanofobia forma parte indisoluble de una buena parte de los nacionalismos europeos.

(Texto transcrito de ROCA BAREA, María Elvira, Imperiofobia y leyenda negra, Siruela, Madrid, abril 2017, 8ª edición, págs. 225-226.

La primera edición es de octubre de 2016. Es un libro polémico que, en casi en cada página, aporta datos que revuelven la historia que nos han contado).

1 comentario:

  1. Más claro, el agua. Gracias Edu, tu vicio-VIRTUD de leer nos ilumina de continuo a los que hace tiempo que colgamos los libros (y así nos va).

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