El miércoles pasado mientras volvía en coche con un
compañero de bici para hacer la ruta de Aznalcóllar, mantenía la esperanza de
que el PNV fuera consistente con su postura mantenida durante tanto tiempo de
que mientras estuviera en vigor el 155 “no apoyaría” los presupuestos.
Mantenía la posición de que tal vez los políticos, “por una
puñetera vez” fueran capaces de ver la situación tan desesperante en la que
estamos viviendo, con un gobierno que no actúa y que no hace más que
malabarismos jurídicos o maniobreras propuestas para mantener al partido
(manetenerse ellos) en el gobierno y a su líder en el machito.
Pensaba que era una buena solución darle a Rajoy la muerte
dulce. No aprobamos presupuestos y vamos a una elecciones que aclaren un
panorama que apesta.
Pero no. El Rajoy sigue con la esperanza de cumplir sus cuatro
años de legislatura.
Al día siguiente llega la sentencia de la Gürtel.
¿Se ponen a dialogar los partidos para ver qué solución
de Estado hay que tomar?
No.
Cada grupo con su propuesta y a ver quién corre más o
regatea mejor y se lleva más ganancia. Y eso aun teniendo todos la clara
postura de que el Gobierno no puede seguir.
Una vez más, el Rajoy sin hacer nada sigue y sigue y sigue…..
y tal vez seguirá.
Dan ganas de decir ¡Que les den! Y meterme y quedarme en mis
cosas; para la res-pública “que arreen
los que vienen detrás”.
Amigo Mariano, que los políticos son como son, insufribles en su irresponsabilidad, creo que es una realidad tan evidente que no es fácil negarla, aunque se niegue.
ResponderEliminarPara mí, el verdadero problema es saber qué nos ha pasado a los ciudadanos para permitir engañarnos a nosotros mismos y que la realidad llegue a la situación que vivimos. Los políticos que tenemos no vienen de otro planeta...
Los primeros casos de corrupción, sin respuesta honesta de los partidos políticos (de ninguno), han acompañado a la democracia española desde sus inicios. La mitificación de personajes impresentables, hasta convertirlos en estadistas y padres de la patria ha sido nuestra forma de construir un sistema político a todas luces incapaz de encontrar solución a los problemas de nuestra sociedad y regenerarla.