PENSAMIENTOS AL ATARDECER
2. LA AMISTAD
Tengo ganas de volver a leer el tratado de Cicerón “De amicitia”. No sé si me resultará
atractivo o me decepcionará. Lo volveré a leer a ver qué pasa. En la década de los cincuenta lo leí por primera vez y recuerdo
una frase, en latín, que seguramente la he modificado con el tiempo y, tal vez,
no coincida con el texto original: “Quid es dulcius quam habere quicum posse
loqui ut tecum? Siempre me ha encantado
esta definición de la amistad de Cicerón. Poder hablar con otro como si fuera
contigo mismo. Indica el grado de
confianza, la autenticidad, la libertad, la seguridad que proporciona tener
delante a un amigo.
Siempre me acuerdo del ideal de la amistad cuando escucho o
leo la carta de S. Pablo que dice que el amor lo perdona todo, olvida todo
agravio, no recrimina… El amigo se comporta de la misma manera.
Pienso con frecuencia en el dicho de que “los amigos se pueden contar
con los dedos de una mano y sobran dedos”. Seguramente el dicho es cierto refiriéndose a
los excelentes amigos. Lógicamente hay grados en la amistad. Tenemos
bastantes amigos, con los que nos lo pasamos bien, charlamos con confianza y hasta nos arriesgamos en los
afectos. En cambio, el amigo 10 es más bien escaso. Tenemos algunos amigos de grado 9, de grado 8…Y también son estupendos. Y el que tenga un
amigo sea 10, 9, 8… que lo cuide, que lo cuide, como dice la canción.
Cuidar a los amigos es respetarlos, tenerlos en cuenta, quererlos,
transmitirles que “estamos ahí cuando nos necesiten” ; cuidar a los amigos
es crear un tesoro. Una amistad rota es
cosa triste. No podemos permitírnoslo. Y tenemos que tratar con los amigos. Hay un dicho, tal vez un
tanto cursi, pero esclarecedor: “En la vereda que une las casas de los amigos
no puede crecer la hierba”.
Un abrazo para mis amigos
Ernesto
Nihil dulcius quam legere verba tua ista, dilectus Ernesto. Vel ego amicus tuus esse dicere possum?
ResponderEliminar"Et nihil humanum a me alienum puto", siendo como es la amistad una de las cosas fundamentales de lo humano.
ResponderEliminarMe tomo la confianza de considerarme entre algunos de tus "putados" como amigo, aun cuando sea "computado" en la escala 1.
Buena reflexión para el verano y los tiempos que corren, Ernesto, y al atardecer de la experiencia de la vida.
Nunca se me había ocurrido valorar numéricamente, como si pusiera notas, a mis amigos. Tengo amigos a los que veo más, porque es más fácil, y a otros a los que veo cuando podemos. Desde que me jubilé, lo confieso, valoro mucho más las charlas con amigos.
ResponderEliminarEl amor y la amistad, amigo Ernesto, son palabras mayores.
ResponderEliminarSon un don, un regalo de la vida. No pueden exigirse, ni dependen de ninguna ley.
No es fácil encontrar las palabras para hablar de estos temas, en un mundo donde el leguaje sirve, con frecuencia, para ocultar y no para reflejar la realidad.
Quizá en latín las palabras hayan conservado todo o parte de su valor. Buen provecho y buena lectura. Ya nos contará..