"Andalucía no es Venezuela, y no se puede permitir que pegando un leñazo a una puerta se tenga derecho a una vivienda", sostenía días atrás un dirigente del PSOE. Delicada comparación, por no decir odiosa.
Los venezolanos disfrutan de un ingreso per capita de 12.233 US$ —puesto 71º de 181— (España 32.230, 25º de 181) a la vez que padecen un conflicto grave de convivencia.
La raíz de estas dificultades parece estar en la inaceptable desigualdad. Los países con organización social más igualitaria y acceso universal a la cultura no se acuestan y se levantan haciendo frente a retos de todo o nada.
Quizá los españoles dejáramos en herencia allá —además del idioma— nuestra duda eterna; el servilismo cínico, interesado, al señorío del dinero y del poder. Y un catolicismo torpe de olor a cera. El problema fue que allí —como en todas partes— había mucha, mucha más cera que la que ardía en nuestros santuarios.
¡ Suerte y ánimo, venezolanos !
Como es habitual, y pasadas 24 horas,
ambas banderas serán arriadas en este blog.
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