¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz!
¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar
Tiii ti
ResponderEliminartitiriiiiti
titiriti titi tirititi
ti titi
pam parapam pam pam
parapam pam pam
pam pam pam
Hay que reconocer que el poeta canta un espectáculo cultural bello que reúne en identidad a una gente. Por lo mismo que separa a otra, como a él mismo. Pero el espectáculo es el espectáculo. y... mueve pasta turistera.
ResponderEliminarAsí es, Mariano...espectáculo bello, que reúne a familias y a diferentes generaciones alrededor de creencias y querencias, apreciado por miles de turistas que dejan su dinero..y, a pesar de todo, para muchos, los versos de Don Antonio siguen teniendo valor..."no puedo cantar, ni quiero.."
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