De nuevo los Diablos Rojos..
Casi al final de un partido insípido y aburrido, en los alrededores de la Gran Plaza la gente se abraza y grita de alegría entre los colores negro, amarillo y rojo. Hacía tiempo que no se veían tantos belgas, tan contentos de serlo y de manifestarlo. Si los Diablos siguen ganando, harán por la identidad belga más que los políticos en los últimos doce años.
Un país que puede estar un año sin llegar a un acuerdo para formar gobierno, se emociona y se arropa con los colores de su bandera por un gol que lo clasifica ya en octavos de final.
Entre los excelentes sociólogos, psicólogos, politólogos de Jubjub, seguro que alguien puede explicar este misterio del fútbol...
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